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La fe del carbonero

Miles de personas acuden a la romeria del Cristo de Rivas

"Es un Cristo milagroso". Esta es la frase que repiten los miles de fieles que ayer, como cada 29 de septiembre, se acercaron a la ermita del Cristo de Rivas para cumplir las promesas hechas a cambio de la curación de un familiar o la satisfacción de alguna necesidad Es lo que ellos dicen, porque la Iglesia nada ha confirmado. Fieles venidos a pie desde toda la provincia acudieron ayer a la ermita de Rivas-Vaciamadrid para ofrecer sus exvotos a la imagen del Cristo, que, a pesar de su origen aristocrático, hoy congrega lo que el actual duque de Rivas llama "fé del carbonero".

Cuenta el séptimo y actual duque de Rivas, José Sainz y Ramírez de Saavedra, que el edificio que alberga la imagen fue fundado en 1604 por Beatriz Ramírez de Mendoza, condesa del Castillo, como primer convento mercedario del reino de Castilla. La pía condesa de Benavente donó en 1635 un ecce homo que, de forma inexplicable, comenzó a recibir la devoción de los nobles de la capital del reino.Aquella fe aristocrática se fue transformando con los años en fervor popular hasta convertirse en lo que el duque de Rivas llama "fe del carbonero", ya que los romeros que hoy acuden a la capilla de la Casa del Duque no son nobles ni cortesanos, sino pueblo llano.

Algunos de los fieles recorren arrodillados los últimos 50 metros del camino de tierra, portando en sus manos el exvoto de cera que reproduce la parte enferma del cuerpo que, según dicen, ha sanado gracias al cristo.

Por si a alguno se le ha olvidado la ofrenda, allí está el puesto de Ángel Ortiz, que por 500 o 1.000 pesetas, según la pieza, vende corazones, ojos, brazos o pechos de cera fabricados por él mismo. Ángel asegura que a esta actividad le impulsa más la devoción que un espíritu mercantilista, ya que dice que esta ermita es "el último bastión del cristianismo".

Morcillas y estampas

La romería, que al comienzo de la devoción al Cristo de Rivas congregaba a unos 500 o 600 fieles, se ha desbordado en los últimos 14 años. Este año, los cálculos más optimistas cifran los romeros en 100.000.El recogimiento en la capilla contrasta con el bullicio de los puestos instalados para la ocasión, en los que lo mismo se venden morcillas y berenjenas que estampas de santos y juguetes para los niños.

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Y es que la tradición oral afirma que sí, que efectivamente se producen milagros. Cuenta un vecino de Rivas que una niña de nueve meses de la localidad se salvó de la muerte, cuando la mortaja ya estaba preparada, después de que su madre hiciera una ofrenda al cristo. El mismo duque de Rivas, más escéptico, cuenta cómo hace años un hombre que se declaraba agnóstico le contó en misa cómo sanó de un cáncer de recto, por el que los médicos le habían desahuciado, después de que su hermana colocara una estampa del cristo bajo la almohada.

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