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ESPACIO

39 hombres y tres mujeres entre los candidatos españoles para ser astronautas europeos

Treinta y nueve hombres y tres mujeres cumplen los requisitos para convertirse en los primeros españoles candidatos a astronautas europeos, según datos provisionales del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), organismo responsable de la representación española en la Agencia Espacial Europea (ESA). La mayoría de estos aspirantes, aunque el plazo de admisión de solicitudes no concluirá hasta el próximo 31 de octubre, tienen entre 27 y 32 años, son de Madrid y su formación es principalmente científica.

De todos los admitidos y tras varios meses de pruebas, el CDTI seleccionará en abril de 1991, de tres a cinco, que posteriormente competirán con otros 65 candidatos elegidos por los 13 países miembros de pleno derecho de la ESA por entrar en el privilegiado grupo de 10 que compondrá el primer cuerpo profesional de astronautas europeos de la historia. El premio de los supervivientes será participar en los vuelos espaciales previstos por la ESA para antes del año 2000.El 42% de los preseleccionados actualmente son científicos, el 35% pilotos y el 20% ingenieros, y su distribución por regiones es la siguiente: 21 proceden de Madrid; siete de Andalucía; cuatro de Cataluña; tres de Canarias y dos de Galicia. Hay otros cuatro candidatos de los que no consta su origen geográfico.

Los responsables del CDTI destacan que han recibido alrededor de 100 solicitudes, un número inferior al esperado. En su mayoría son, afirman, de "gente con currículos impresionantes o cartas verdaderamente entrañables de chicos de 17 años cuya decisión de ser astronautas es irrevocable".

Astronautas de 'bata blanca'

Los preseleccionados españoles con los que ha hablado EL PAÍS tienen dos cosas en común: son investigadores para los que el acceso a las tecnologías de vanguardia es tan importante como la aventura de salir al espacio, y usan gafas o lentillas.Juan Claudio Agüí, casado, madrileño de 31 años, ingeniero aeronáutico y doctor por la universidad de Stanford (California, EE UU), donde pasó cinco años, afirma: "Si buscan un superman se han equivocado conmigo, eso son los que pilotan los F-18. Yo soy un técnico" Juan Claudio, que asegura que su interés por las estrellas le viene desde pequeño, confiesa que su motivación última es 11 un sentimiento algo místico de salirse de la Tierra".

Pese a que su mujer no cree en esta aventura, Agüí tiene plena confianza en sí mismo y no le tiene miedo ni a la competencia con los demás candidatos ni al desarraigo de pasar varios años fuera de España: "Hay que ser fuerte pero sin falta, y las distancias europeas son de risa comparadas con las de Estados Unidos". Pese a todo, reconoce, con cerca de cuatro dioptrías de miopía, que se sentiría "muy frustrado" si al final no fuese elegido para volar.

La madrileña Ana María Fernández, de 29 años, es bíologa, soltera y prepara actualmente una tesis doctoral sobre inmunología tumoral. "Siempre me ha interesado la astronomía. Me enteré del proyecto por el periódico y decidí presentarme", dice. No conoce muy bien que pasos seguirá a partir de ahora y tampoco teme la competencia ni la pérdida de intimidad que supone pasar controles continuos. Para ella el principal atractivo del proyecto es la investigación, ya que ha estado "sin volar muchos años". Ana María, que usa lentillas para corregir sus cuatro dioptrías de miopía, se declara una mujer "tranquila y cómoda".

J.A.M es médico y no quiere que se publique su nombre para evitar las bromas de su compañeros de trabajo. Tiene 32 años, está casado y se dedica a la investigación básica en inmunología. Pasó tres años en la universidad de Rochester de Nueva York (EE UU) y confia plenamente "en la tecnología y en la voluntad política europeas" para que el proyecto se convierta en realidad. Su interés está en "la investigación espacial, en traspasar las fronteras del conocimiento" y no le importaría acabar siendo un astronauta de bata blanca. Afirma estar muy ilusionado y contar con el apoyo de su mujer. J.A.M usa gafas porque tiene "una dioptría y pico" de astigmatismo.

Entre las pruebas que tendrán que superar los candidatos españoles destacan la llamada vestibular o Test de Coriolis consistente en introducir al futuro astronauta en una cabina a oscuras que gira a gran velocidad y medir su resistencia; la centrífuga, que los responsables del CDTI comparan con "meterse en una lavadora" y que simula la entrada en la atmósfera de una nave espacial; y la llamada prueba de presión negativa en la parte inferior del cuerpo (LBNP, en sus siglas inglesas) que sirve para medir la tolerancia cardiovascular. Éstas dos últimas pruebas se realizarán fuera de España.

Los elegidos, nunca más de cinco, viajarán en mayo de 1991 a Porz-Wahn, cerca de Colonia (Alemania), sede del Centro Europeo de Astronautas. De allí, tras otro periodo de pruebas, saldrán a principios de 1992 los primeros 10 astronautas europeos. Su meta será formar parte de la tripulación del transbordador Hermes o de la estación espacial Columbus, contribución europea a la plataforma internacional Freedom.

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