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De Nostradamus a Kondratieff

Se despertó como por encanto el Mercado de Futuros Financieros (Meff), que ha registrado las últimas semanas un notable aumento de actividad. En la misma Vía Layetana de Barcelona, y a pocas calles del salón de contratación de la Bolsa, el parqué electrónico del Meff -que opera con contratos sobre deuda pública a tres años- refleja positivamente el intento de los Inversores institucionales por cubrirse ante la inestabilidad de los mercados. Por primera vez desde su creación en España, los futuros han alcanzado en una sesión un volumen de un billón de pesetas, aunque de momento -a la espera de un contrato mibor (interés interbancario) y otro sobre índices bursátiles- sólo existe una correlación indirecta entre este mercado y la renta variable.Ayer, la Bolsa se encargó de demostrar que una reacción técnica en medio del derrumbe generalizado de las cotizaciones no ofrece tiempo material ni para atarse los machos. Los que creen en la justeza de las predicciones de Nostradamus sobre un dramático final de milenio pueden cruzar su gráfico con los ciclos de Kondratieff para observar la insólita coincidencia entre la magia y el análisis científico. En un mes Barcelona ha cedido un 28% y se sitúa por debajo del crash de 1987.

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