Lo malo en todas
Cuando en una anterior carta intenté argumentar la imposibilidad de reducir toda la política y el derecho internacional a esas recetas de cuatro líneas que nos proponen los nuevos arbitristas me he encontrado con la paradoja de quienes defienden las recetas y critican las comparaciones.Así, el anexionismo iraquí no es comparable al de Hitler, pero al parecer la intervención en el Golfo es similar a las norteamericanas en Panamá o Granada (criticadas por España y por buena parte de la comunidad internacional). Se habla en unas cartas de mercenarios para referirse a algunos ejércitos profesionales de países de la OTAN y de "vejatorio vasallaje por parte del Estado felipista" para referirse al reclutamiento en el ejército español. Se critica a la vez la tolerancia hacia el régimen iraquí y el que esta tolerancia haya terminado. Se pone en solfa a toda la comunidad internacional por defender intereses comunes junto a Estados Unidos, sin que merezca ninguna reflexión qué intereses se defienden con la no intervención y qué discursos políticos coinciden con ello (en Europa, los de Waldheim y Le Pen significadamente).
Se habla del derecho internacional como superestructura que defiende las potencias o grupos dominantes, sin contraponer qué intereses defiende la impunidad de la ley del más fuerte, infinitamente peor que el peor de los derechos. Y todo ello, sin otra alternativa que la mera descalificación. Ya decía Bertrand Russell que no hay nada más superficial que encontrar lo malo en todas partes.-
Senador del PSOE por Castilla y León.
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