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Vecinos de San Blas se manifiestan para que tiren sus casas y les den otras

Los vecinos de tres bloques del madrileño distrito de San Blas cierran al tráfico todos los días, desde el pasado lunes, varias calles del barrio en protesta por la remodelación a la que se van a someter las fachadas de los edificios. Piden que el dinero se invierta en hacer casas nuevas. Las que ellos habitan, conocidas por todos como sube y baja, tienen poco más de 40 metros, divididos en dos niveles que se comunican por una peligrosa escalera de 12 peldaños, culpable de caídas que han terminado en abortos, roturas de huesos y, en algunos casos, hasta en muertes.

"Mi marido se cayó por estas escaleras hace algo más de tres años. Se golpeó en la cabeza, y, a causa de eso, murió al cabo de un mes. Queremos que nos quiten esta escaleras para que no muera nadie más, no que nos pongan más bonitas las fachadas", dice Margarita, una mujer de 64 años que aparenta muchos más y sostiene su gran envergadura sobre dos muletas porque padece artrosis. Su caso es uno de tantos entre los cientos de vecinos que habitan los tres bloques de la calle de Amposta, en el distrito madrileño de San Blas, conocidos como sube y baja.

Remodelación de fachadas

Al volver de vacaciones, los vecinos se encontraron vallado el jardín de uno de los edificios, preparado para comenzar una obra de remodelacion y mejora de las fachadas de la que nadie les había .hablado hasta entonces. "Nadie nos dijo nada, ni preguntó lo que nos parecía. Se van a gastar los millones en arreglar unos edificios que están que se caen, con la junta de dilatación tan abierta que se ve el otro lado de la calle y con unas escaleras interiores que son un peligro", dice Tania, una mujer de 33 años de los que los últimos siete los ha pasado en esta casa.Tania tiene dos niños de ocho y cinco años que padecen bronquitis crónica "por la humedad que hay en casa". Entre medias habría otro niño más, si ella no se hubiera caído por los 12 escalones interiores de su casa cuando estaba embarazada de tres, meses. "Si aprovechan bien este terreno, tiran abajo las casas y edifican torres nuevas, les sale mejor económicamente que si arreglan cualquier cosa, porque esto va derecho hacia la ruina", dice. Efectivamente, las grietas se ven por todas partes, especialmente en la junta de dilatación, que a veces está dentro de las casas tapada con argamasa.

Los edificios, actualmente propiedad del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), tienen dos pisos, pero en realidad son siete plantas a las que se sube por unas escaleras sin ascensor, que en uno de los bloques están a la intemperie. A las casas se accede por un corredor exterior cuyo suelo se hiela en inviemo y se inunda cuando llueve, colándose el agua hacia las viviendas, según manifestaron los propios vecinos.

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"Llevamos viviendo aquí toda la vida, y aguantamos", dice una de las vecinas, de unos 50 años, " pero nos parece una tomadura de pelo que ahora quieran arreglar la fachada y poner un par de ascensores, todo para lavar la cara al edificio. ¿Se acaban de dar cuenta de lo que cuesta subir andando?".Miguel, de 56 años, ha tenido ya cuatro infartos y dos paros cardiacos. Hace dos días, su mujer, Florencia, de 51, se cayó por las escaleras que bajan hasta la cocina de su casa. Como resultado, exhibe un gran moratón en la nalga y las marcas de los escalones recorren su espalda.

Los vecinos de las casas sube y baja, aguijoneados por un proyecto de remodelación que califican de "pura propaganda", se manifestarán y bloquearán también esta tarde las calles del barrio, después de muchos años de tener que soportar las condiciones de "unas viviendas por las que un arquitecto recibió un premio en la época de Francisco Franco".

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