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El vértigo del cemento

Las nuevas construcciones y la falta de medidas de seguridad disparan los índices de mortalidad

El convenio del sector de la construcción fija en 1,5 millones de pesetas la indemnización para la familia de cada obrero que muere en acto de servicio. En lo que va de año, 38 albañiles han perdido la vida en la región. Para los sindicatos, el problema no se suavizará hasta que el sector de la construcción entre de nuevo en crisis, ya que el crecimiento que ha experimentado no ha sido paralelo a la aplicación de las medidas de seguridad más elementales.

Los trabajadores no son ajenos a la irresponsabilidad que supone no respetar las reglas de seguridad, aunque su peligrosa dejadez esté justificada en un sector donde abundan los trabajadores eventuales "que no pueden arriesgarse a ir de puristas y perder la posibilidad de que vuelvan a contratarte", explican desde Comisiones Obreras. La modalidad del destajo tampoco facilita las cosas. "Si te pagan por metro de ladrillo visto, no vas a perder tiempo colocando redes y asegurando cables", asegura un trabajador del sector que en Madrid ocupa a unas 115.000 personas."Hace cinco meses que me caí de una altura de ocho metros; tuve mucha suerte, porque hay compañeros que han muerto de menos altura", explica José Carmona, de 54 años, que todavía está "fastidiado" por el golpe. "La empresa me ha pagado el 75% de mi sueldo mientras he estado de baja, pero para ellos somos un número. Cuando uno muere se pone a otro", explica.

Acisclo lleva 30 años entre andamios. Ha tenido varios accidentes, y asegura que la empresa ha hecho todo lo posible por desviar las complicaciones derivadas de la caída como una enfermedad "y cargárselas a la Seguridad Social". "Otros tienen menos suerte", reconoce José Fernández, "y lo cuentan desde una silla de ruedas. Pero la realidad es que tener unas buenas medidas de seguridad sale más caro que perder peones".

Algunos de los que han presenciado caídas y aplastamientos contra el asfalto de sus compañeros se han quedado con secuelas que les provocan vértigo y miedo al andamio, e incluso depresiones que les mantienen alejados del mundo del ladrillo.

"Pasear por Madrid, donde en cada solar hay una grúa o un molinillo, es encontrar a tu paso infracciones de medidas de seguridad", explica un representante de comisiones. "En este aspecto seguimos siendo un país tercermundista. En Alemania trabajan el doble de personas que aquí y se registra la mitad de accidentes", explica.

"Buenas; soy de Comisiones Obreras y esta obra es un desastre", le explica el sindicalista al jefe de una construcción, que disimula el nerviosismo refiriéndose a que toda la infracción consiste en que hay zonas muy sucias. "No es por eso, y usted sabe que la podíamos paralizar por el riesgo potencial", continúa. "¿Quién es la empresa responsable?". Ésta es la pregunta clave que desencadena lo que el sindicalista califica como "el mismo cuento de siempre". El relato de la subcontrata de la contrata de la subcontrata de la parte contratante parecería una escena de los hermanos Marx si no pudiera tener consecuencias mortales.

La misma canción

"Siempre es la misma canción", explica; "al final se tapan entre ellas y forman una maraña para evadir responsabilidades".Lo cierto es que las empresas acusan a los sindicatos de enar bolar la bandera de los muertos para conseguir mejoras salariales, y que justifican la falta de medidas de seguridad porque los propios trabajadores las quitan para hacer su trabajo y se olvidan de volverlas a poner.

Un estudio de la sección regional de CC OO revela que el 38% de los muertos fallece a causa de las caídas; el 18%, atrapado en zanjas y túneles; el 15%, en atropellos y choques en la misma obra, y no en los viajes al lugar de trabajo, que están excluidos; el 14%, electrocutado por contacto con líneas de alta tensión o maquinaria defectuosa; el 10%, por golpes de herramientas o materiales; el 5%, por sobreesfuerzos que provocan infartos.

En este estudio se excluyen las muertes en carretera de los 15.000 trabajadores que se desplazan a diario desde zonas de Castilla y que emplean cuatro horas en el viaje. "Debido al crecimiento del sector, el riesgo aumenta, ya que se contrata mano de obra no especializada", explican los de seguridad de CC OO.

En 1989, 49 personas murieron en la región en accidente en obras. "Este año tememos que se superen las cifras", dicen.

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