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UGT pide el inicio de un modelo socialdemócrata y el abandono de la política conservadora

La UGT propone al Gobierno el abandono de la política conservadora y que abra camino a un modelo socialdemócrata concertado, no sólo por razones sociales, sino también como una solución económica. La central ha elaborado un amplio documento con su alternativa a la política de ajuste anunciada por los responsables del Ejecutivo y considera que son los excedentes empresariales los que están hoy en condiciones, por su evolución y gran volumen, de asumir el aumento del coste energético, moderando sus elevados márgenes y acercándose además algo a los europeos.

De esta forma, en opinión de UGT, el efecto de la elevación de los precios del petróleo no se trasladaría a los precios internos e incluso podrían mejorarse en relación a otros países, aumentando así la competitividad. Para ello recuerda al Gobierno que tiene a su disposición un instrumento privilegiado en la política fiscal y en otros mecanismos como los fondos de inversión.

La lucha contra la inflación también debe recaer en los beneficios empresariales que UGT entiende son un elemento fundamental del proceso inflacionista ya que, si en 1986 los salarios eran responsables del 40,9% del incremento de precios y los beneficios del 33,6%, en sólo tres años éstos han pasado a ser los responsables del 54,6%, mientras que la suma de los salarios y la creación de empleo sólo explican un 45%. Por ello cree que sería lógico que el Gobierno anunciara cuáles son los incrementos de beneficios compatibles con sus previsiones de inflación.

La central critica que el Gobierno sólo tenga en cuenta dos factores para reducir los precios: los alimentos y los salarios. "Confiar en el azar para esperar buenas cosechas e intentar seguir forzando a la baja los costes laborales", dice el documento, "además de socialmente injusto, es un error económico". En salarios, la UGT asume las recomendaciones de moderación que considera ya ha practicado en los últimos años.

El sindicato no está de acuerdo con que el Gobierno se proponga precisamente ahora una importantísima reducción del déficit, uno de los más bajos de la Comunidad, ni con la política fiscal y asegura que "en tres años se ha procedido a tres reformas fiscales: una innecesaria en la ley de presupuestos de 1988, que redujo la imposición para rentas elevadas y rentas distintas a las del trabajo; una segunda, impuesta por la sentencia del Tribunal Constitucional; y la aprobada en julio pasado que desmantela el sistema de tributación anterior, más progresivo. Con ella se ha renunciado a ingresos cuantiosos y a una pérdida de recaudación por IRPF de 300.000 millones de pesetas". Su propuesta es que haya mayor rigor en el control del Impuesto de Sociedades y un nuevo impuesto sobre el patrimonio y grandes fortuna.

A lo largo de amplio documento de 82 páginas se insiste en la necesidad de una reorientación económica y en el abandono de un modelo de crecimiento frágil, basado en la muy favorable coyuntura internacional y en factores claramente especulativos. "El Gobierno", dice, "nunca encuentra el momento de la redistribución y la solidaridad. En tiempos de crisis había que colaborar para salir de ella, en el relanzamiento había que esperar a que la tarta creciera, en fase de crecimiento era imposible porque se recalentaba la economía, ahora tampoco es posible porque se avecina una recesión".

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