Nueve semanas para filmar las raíces del narcotráfico en Bolivia
La televisión cultural francesa La Sept presentó el pasado sábado, a través del tercer canal francés, FR-3, el estreno mundial de un documental sobre el narcotráfico. El nombre de la plantación que produce el 80% de la coca boliviana, y con ella un beneficio neto para el país de 600 millones de dólares, Chaparé, le da título a esta obra, realizada por el italiano Daniel Incalcaterra durante las nueve semanas que pasó allí.La película comienza con un impresionante grupo de detenidos de la granja-prisión de Chimoré, puestos firmes para saludar, como cantando, por orden y al unísono, a las diferentes categoría! sociales o profesionales que puedan oírles, entre ellas "a los señores periodistas", y a todo el que se les ordene que saluden. En la misma canción, se confiesan delincuentes y comentan lo justo de su castigo. Distribuidos en torno a ellos, varios hómbres armados contemplan la escena cotidiana, y un grueso capataz dirige la acción.
Más tarde, se les verá partir cantando "lo lindo que es trotar por la mañanita en Chimoré", para ir a recoger las hojas de la coca mientras algunos de ellos siguen tarareando nuevas copias obligadas y van masticando la planta, porque, explican, "así no se pasa hambre ni sed, y se puede trabajar mucho más tiempo y mejor sin cansarse".
El documental, rodado en 1989 con la ayuda de las autoridades locales, poco después de la elaboración de un nuevo plan antidroga por Estados Unidos, Bolivia, Perú y Colombia, fue co-producido por La Sept, Channel 4 y JBA Production, y contó también con diversas colaboraciones.
"El Gobierno boliviano quería financiar el proyecto, pero preferí que no interviniese", declaró Incalcaterra, quien se dedicó prioritariamente a analizar el círculo vicioso que impide a los agricultores bolivianos sustituir el cultivo de coca por el de otros productos, rentables a medio o a largo plazo, a pesar de las ayudas económicas prestadas a cambio por el Gobierno norteamericano.
El objetivo del plan antidroga de 1989, arrancar 5.000 hectáreas de coca por año, es un objetivo prácticamente imposible, se gún muestra con su cámara este realizador italiano. A modo de ejemplo, recuerda que, en 1988, el rumor de utilización de herbicidas para terminar con las plantaciones de coca provoco manifestaciones de agricultores reprimidas con gran brutalidad.
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