Es lastimoso llegar a viejo
Mi nombre es Francisco Rodríguez Solana, tengo 66 años y padezco amputación de la pierna derecha, por lo que mi movilidad está muy reducida. En la actualidad, y desde 1987, estoy interno en la residencia Los Nogales, situada en el pueblo de Guadarrama, sitio de Tablada.Cuando ingresé estaba conmigo mi esposa, hoy fallecida, que también tenía importantes problemas motrices. En aquel momento, mi pensión era aproximadamente la mitad de lo que tenía que pagar para permanecer en dicha residencia, debiendo utilizar mis reservas hasta que pudiera, y hube de ingresar en la misma porque cuando a mi esposa le dieron de alta del hospital yo no tenía adónde ir y carecía de una persona que nos atendiese a los dos durante todo el día, y no hay plazas en residencias, o las que hay tienen precios prohibitivos.
Al fijar las condiciones con el director de la institución, éste me dijo que teníamos derecho a pensión completa, atención y habitación doble con cuarto de aseo, pero el mismo día de entrar se nos dio una sin tal cuarto, habiendo estado así tres años a pesar de mis protestas. Ahora comparto habitación con otro señor, y la habitación tiene cuarto de aseo, pero sin ventilación, con la consiguiente molestia, olores y falta de higiene.
Tampoco reúne el edificio condiciones para una evacuación correcta de personas desvalidas o impedidas en caso de incendio o siniestro; la atención es pésima; yo estoy sujeto a un régimen que no se me atiende; los utensilios de comer son denigrantes, a lo que habría que añadir otras cosas que, por no aburrir, no quiero enumerar. Pero sí quiero constatar la desatención, la indefensión, la soledad y lo desvalida que se encuentra una persona al final de sus días, tras una larga y ardua vida de trabajo y sacrificios pasando calamidades impropias de nuestra condición de personas mayores, sin respeto, sin consideración y sin tener a nadie a quien recurrir, alguien que nos oriente y ampare, y sujetos a las amenazas de personas que sólo buscan nuestro dinero, cuanto más mejor, y sin protestas, ya que a los conflictivos como yo se nos trata de amedrentar, teniendo como arma la carencia de plazas de residencias o la escasez de medios económicos.
Créanme que es lastimoso llegar a ser viejo en España y tener que vivir sujeto a individuos sin escrúpulos y que, sin que nadie los controle, nos amargan nuestros últimos años, que debieran ser de paz y de sosiego, y que cuando menos se respeten nuestras canas.
Siento haberme extendido tanto, y a pesar de ello no digo ni una décima parte de las miserias que estoy sufriendo y que quizá, y desgraciadamente, a nadie le importen.-
Residencia Los Nogales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.