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Una octogenaria y su criada reducen a palos al ladrón de su chalé

Una mujer de 88 años y su sirvienta marroquí, de 23, consiguieron reducir a golpes y a bastonazos al joven Juan Antonio Rubio Rubio, que el pasado lunes entró en su chalé de la calle de Irati, en la colonia madrileña de El Viso, según informaron fuentes policiales. En el momento de ser sorprendido por las dos mujeres, el frustrado ladrón se había apoderado de 16.000 pesetas en efectivo, un reloj de pulsera y dos plumas estilográficas.Eran las cinco de la tarde del pasado lunes cuando la anciana escuchó ruidos procedentes del exterior del chalé. Creyó que se trataba del repartidor del supermercado y ordenó a su sirvienta Isa, que le abriera la puerta. Aunque la criada no vio a nadie, su señora le rogó que dejara abierto para que el empleado pudiera entrar sin dificultad.

La octogenaria, que desea permanecer en el anonimato, siguió tejiendo una alfombra. "De repente vi a la sirvienta con un dedo en la boca, para indicarme que no hablara, mientras que con la otra mano me pedía que la siguiera", recuerda la anciana. Juntas llegaron hasta la habitación de la dueña de la casa, donde sorprendieron a un joven que estaba rebuscando en el armario.

Juana de Arco

"La chica agarró el brazo de madera de una butaca que debía arreglar el carpintero y empezó a zurrar al intruso. Ella es una mujer muy fuerte, que pesa unos 80 kilos. Se portó como Juana de Arco", declaró la octogenaria.La sirvienta, que lleva trabajando en la mansión desde hace dos meses, sostuvo una pelea cuerpo a cuerpo con el joven ladrón hasta conseguir arrebatarle un cuchillo de cocina. La propietaria del inmueble, que empezó a pedir socorro a gritos, describe al asaltante como un hombre "muy delgadito, demacrado y de aspecto repugnante, con la boca negra, como de drogadicto".

Juan Antonio Rubio, de 26 años, decidió poner pies en polvorosa para evitar la lluvia de golpes que le propinaba la marroquí, que en otro momento utilizó el bastón de su señora para agredir al delincuente. Sin embargo, éste no pudo escapar porque la. criada le agarró por la camisa, mientras la valerosa anciana le mantenía bien sujeto por sus largos cabellos.

La dueña del chalé, pese a su avanzada edad, asegura que "no pasó nada" y que no acaba de en tender el motivo del interés periodístico del pequeño incidente que protagonizó. Y añade: "El chico trataba de zafarse, ya que la mora no dejaba de sacudirle. Nos gritó que tenía sida, pero le tuvimos cogido hasta que llegó la policía, a la que debió de avisar algún vecinó. A mí me dio una pena horrible del muchacho, y yo le hubiera devuelto el dinero que nos había quitado, pero no sabía si convenía hacer eso, y...". Juan Antonio Rubio fue trasladado a la comisaría del distrito de Chamartín, donde se comprobó que anteriormente había sido detenido en otras seis ocasiones y que un juez de instrucción de Madrid tenía actualmente interesada su busca y captura.

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