EE UU se opone a las pretensiones españolas en la OTAN
Estados Unidos, con el respaldo del Reino Unido y Dinamarca, se ha opuesto a la pretensión española de aplazar hasta 1996 su participación efectiva en el presupuesto del Programa de Infraestructura de la OTAN, que alcanzará casi un billón y medio de pesetas en el próximo quinquenio. Las negociaciones secretas celebradas en los últimos meses, en el marco de la definición de la contribución militar española a la OTAN, han registrado momentos de gran tensión, según fuentes conocedoras de las mismas. Los tres países mencionados han acusado a España de "insolidaria" y alguna de los reuniones se ha interrumpido abruptamente.El pasado año, la delegación española presentó su propuesta de contribución, consistente en aplazar hasta 1996 la fijación de su cuota en el presupuesto de infraestructura, aplicando mientras tanto una fórmula transitoria. Dicha fórmula consistía en computar como contribución las inversiones realizadas por el Gobierno español, en su propio territorio, en dos programas de la OTAN: el ACCS (Sistema de Mando y Control Aéreo) y el NICS (Sistema Integrado de Telecomunicaciones).
La justificación oficial a esta propuesta es que España está negociando todavía los acuerdos operativos militares con la OTAN y desconoce cuál será el impacto de los mismos en el presupuesto de infraestructura. Particularmente importante será el impacto en ese capítulo del último de los acuerdos a negociar: el referido a la utilización del territorio español como zona de retaguardia y llegada de refuerzos en caso de conflicto.
Obstáculos de fondo
Sin embargo, la negociación se ve obstaculizada por razones más de fondo. En primer lugar, la actual distensión internacional, que lleva a todos los gobiernos a recortar sus gastos militares y a medir con lupa el esfuerzo financiero de los vecinos. En segundo lugar está el hecho de que los programas sufragados con cargo al presupuesto de infraestructura sean decididos por los mandos de la estructurá militar integrada, a la que España no pertence.
Finalmente, pero no en último lugar, hay que tener en cuenta que los programas financiados en común salen a licitación internacional y el desfase relativo de la industria española la pone en una situación de desventaja ante sus competidores extranjeros. Con la fórmula transitoria propuesta por España, el Gobierno podría decidir libremente a quién adjudica los contratos.
Si España no lograra la aprobación de su propuesta, tendría que aceptar una cuota fija en presupuesto de infraestructra que, según los expertos, oscilaría entre el 3% y el 4,5% del total. El Programa de Infraestructura de la OTAN para el quinquenio 1991-96 es de 3.000 Miaus (millones de unidades de cuenta), equivalentes a 1.350.000 millones de pesetas; por lo que la contribución española oscilaría entre 40.500 y 60.750 millones de pesetas en dicho periodo, de 8.100 a 12.150 millones de pesetas anuales. Teniendo en cuenta que la actual contribución española al presupuesto militar de la OTAN no llega a 500 millones de pesetas al año, se comprende la importancia de esa cifra.
A pesar de la radical oposición mostrada por norteamericanos, británicos y daneses, España ha logrado el decidido apoyo de,Bélgica a sus posiciones y una actitud al menos no hostil por parte de los otros aliados. Las fuentes consultadas se muestran optimistas respecto a una progresiva aceptación de la propuesta española, que califican de "razonable", y a un no lejano acuerdo entorno a una fórmula "satisfactoria para todas las partes".
Las negociaciones en torno la contribución militar de España a la OTAN, iniciadas tras el referéndum de 1986, avanzan con extraordinaria lentitud y hasta ahora sólo se han plasmado en la firma de dos acuerdos sobre coordinación de las Fuerzas Armadas españolas con los mandos aliados. Uno de ellos se refiere a la realización de operaciones aeronavales en el Atlántico Oriental y el otro, a la defensa aérea del propio territorio y de las zonas marítimas adyacentes.
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