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GENTE

Rudolf Nureyev

El bailarín de las mil patrias actúa hoy en Palma de Mallorca

En el patio de la antigua residencia de ancianos de la Misericordia de Palma, futuro centro cultural, el bailarín Rudolf Nureyev actúa esta noche junto a la cubana Alicia Alonso y a la soprano catalana Victoria de los Ángeles, en un encuentro para el que los protagonistas no ahorran definiciones: "Un milagro del arte". El poema del amor y del mar es la obra escogida para el histórico acontecimiento, que se repetirá en Cuba en el mes de octubre.Nureyev camina cimbreándose, delgado, tocado con una boina, y desafía el rigor de la canícula mallorquina con pantalón de terciopelo y dos camisas estampadas superpuestas. Es único, irrepetible; se siente orgulloso y es el primer admirador de sí mismo. "Sería imposible", dice, "vivir con muchos Nureyev a la vez. Con uno ya basta".

Viajero impenitente, nació a bordo de un tren que cruzaba siberia, en 1938, y estudió en Leningrado. Apátrida durante años, tras su huida de Moscú en 1961, cuando se instaló en París obtuvo ciudadanía monegasca y luego austriaca.

Actualmente reside en una isla italiana, frente a Capri. Reconoce tener varios domicilios y cree que en la URSS hace mucho frío para vivir allí. El escenario es su auténtico hogar, y el arte, su verdadera patria. Responde en inglés y francés a las preguntas y sonríe a las que pretenden comprometerle. Acentúa el anuncio público de su futura actuación en la Cuba de Fidel Castro al decir: "Yo, a estas alturas, ya no prenderé fuego al mundo".

El bailarín aguanta el largo ametrallamiento de las cámaras fotográficas con estoicismo, posando y retocándose sin reparo. Ha interpretado durante varios años en escenarios americanos y europeos la comedia musical El rey y yo. Para él fue un divertimento cantar, interpretar y bailar esta obra. Prepara otros montajes espectaculares, pero rechaza asumir responsabilidades al frente de una compañía estable después de su salida poco airosa de la Ópera de París. "En seis años", señala, "de la nada, de un bazar, hice el mejor ballet del mundo. Ahora, si no soy el jefe total, no quiero tener más compromisos".

En noviembre de 1989 actuó en Moscú, transcurridos 26 años de su huida. Nureyev comulgó con los postulados de la perestroika y dijo entonces que Gorbachov "era un regalo de Dios al pueblo ruso". No tiene prevista otra visita artística a la tierra en la que se formó. Critica por obsoletas las escenograrias de los grandes conjuntos rusos y cree que no hay que atribuir la culpa del estancamiento artístico tan sólo a la burocracia estatal comunista, sino también a los bailarines y escenógrafos, a los que califica de desinteresados y víctimas del aislamiento político y cultural.

Rudolf Nureyev, en la conferencia de prensa ofrecida en la noche del domingo en Palma, dijo que admiraba de Alicia Alonso su supremo clasicismo y "su fuego español" y confesó que se sabe ya todos los pasos de baile posibles y que tan sólo un día antes de los estrenos ensaya entre seis y ocho horas.

En estos momentos manifiesta ocuparse en ordenar sus finanzas y atender mil compromisos. Reconoce tener fuerzas suficientes y que una vez traspasado el medio siglo, "si bien el paso del tiempo se acusa", sentencia, "yo como bailarín lo único que siento es un deseo más voraz de bailar y seguir creando".

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