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Tribuna:UNA NUEVA ESTRATEGIA PARA EL TURISMO / 1
Tribuna
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¿Que crisis?

La tendencia al "descenso de llegadas de turismo extranjero a todos los destinos españoles de sol y playa", iniciada en 1989, se ha incrementado este año, dice el autor de este artículo, que destaca "el excesivo crecimiento de la oferta turística".

La palabra crisis aplicada a la evolución actual del turismo en España no aporta por sí misma un diagnóstico suficientemente preciso. Es en función de un análisis autocrítico y riguroso de la situación actual como podemos intentar definir dicha crisis, su extensión y profundidad, y delimitar a qué componentes de nuestra actividad turística puede aplicarse y en qué medida.Si optamos por hablar de crisis turística deberíamos intentar redefinir cuál es la que de verdad estamos padeciendo de entre las muchas que pueden afectar a tan importante actividad económica. Se trata de una crisis de nuestro modelo turístico vacacional? ¿Estamos ante una crisis de competitividad o ante un cambio de tendencia de la demanda frente a las vacaciones de sol y playa o simplemente constatando un marcado desequilibrio entre la oferta y la demanda? Éstos y otros muchos interrogantes no tienen una respuesta absoluta sino varias fragmentadas e interrelacionadas, que intentaremos analizar partiendo de unas hipótesis de trabajo racionales a fin de poder enjuiciar con la máxima precisión la actual situación del turismo y llegar a una serie de conclusiones que nos permitan entrever su futuro y adoptar las alternativas más válidas para su consolidación. Al intentar aportar un análisis riguroso de la situación turística actual, vemos que viene configurada por los siguientes hechos:

- Se confirma el descenso de llegadas de turismo extranjero a todos los destinos españoles de sol y playa, que se inició el pasado año 1989 y este primer trimestre de 1990 plantea una nueva disminución incrementada. Es cierto que el aumento de llegadas de turismo nacional ha compensado en varias zonas y en parte las importantes disminuciones mencionadas.

- A dicha disminución de llegadas de turismo extranjero se ha unido el excesivo crecimiento de la oferta turística, prácticamente en todas las zonas, durante los tres últimos años.

Es indudable que esta oferta de nueva construcción es más cualitativa, pero también lo es que se ha materializado mayormente en la construcción de apartamentos y alojamientos extrahoteleros, que no siempre mejoran los servicios y prestaciones ofertados por los hoteles y que permiten una explotación más barata y sencilla.

También es cierto que el incontenible impulso constructor de nuestra sociedad ha consumado la ruptura del equilibrio entre la oferta existente y la demanda previsible y que nada hace pensar que ni a corto ni a medio plazo podamos restablecer dicho equilibrio, ya que los canales convencionales de comercialización no actúan siempre con la transparencia necesaria, que debería hacer posible que un establecimiento nuevo y más cualitativo desplazara o hiciera desaparecer a otro marginal y desfasado.

Exceso en oferta

El efecto inmediato e imparable del exceso en oferta turística es la presión a la baja sobre los precios del alojamiento y que, comparados con él, resulten caros los restantes precios de la oferta complementaria de restauración y entretenimiento, sin contar los nocivos efectos que a la larga se derivan sobre la calidad de las prestaciones y de los servicios concertados en un contexto de oferta sobredimensionada e infrautilizada.

Además, este crecimiento excesivo no sólo se ha producido en todas las zonas turísticas españolas sino también, en mayor o menor medida, en otros destinos turísticos de sol y playa del Mediterráneo, todo lo cual se hará sentir en la futura comercialización de nuestros productos.

Frente a esta situación tremendamente delicada que crea el exceso de oferta, la demanda turística de los países de Europa hacia los destinos de sol y playa o se ha estabilizado o está decreciendo en varios de ellos por razones que, exceptuando la coyuntura económica del Reino Unido, todavía no podemos valorar en su conjunto.

El mercado turístico británico es el que registra con mucho el mayor descenso de llegadas. El fuerte incremento de los créditos hipotecarios, al haber en el Reino Unido una gran tradición de utilizar esta modalidad financiera en la adquisición de viviendas, ha provocado una importante disminución del ahorro en las capas sociales media y baja, que son la base de la demanda turística. A ello se ha añadido últimamente la controvertida poll-tax, de reciente aplicación.

Por otra parte, las estrategias comerciales de los tour operators británicos, que en el 86, 87 y 88 se basaron en una feroz guerra de precios, dieron la oportunidad de pasar vacaciones en el extranjero, y concretamente en España, a un gran número de ciudadanos británicos que en condiciones de precios normales no hubieran podido permitírselo. Una vez finalizada esta guerra comercial y estabilizados los precios por los propios tour operators, el decrecimiento del mercado británico vacacional es enorme hacia todos los destinos turísticos, segando de raíz las equivocadas expectativas que anteriormente había generado. De hecho, no debemos lamentar la pérdida de un alto porcentaje de visitantes marginales, dejando de lado un turismo subvencionado, que se practicaba cuando el beneficio mínimo que estos turistas aportaban era insuficiente para costear siquiera los gastos de infraestructura pública que consumían.

El influjo de la peseta

Que a esta situación global nada halagüeña coadyuve en su conjunto la posición fortalecida de nuestra peseta es un hecho que no presenta síntomas de cambio y que, en todo caso, habrá condicionado la contratación de estos próximos años. No hay que olvidar que la inclusión de la peseta en el Sistema Monetario Europeo hace seis meses condiciona sus posibles fluctuaciones, que hasta ahora se han desarrollado en su banda más alta.

Los precios bajos del petróleo, así como la débil cotización del dólar, justifican en parte la competitividad de los destinos de larga distancia al Caribe, Asia y Africa, que se nutren en Europa del mismo segmento de mercado que tradicionalmente nos escogía para sus vacaciones.

Desde el punto de vista económico, estamos afrontando una nueva etapa que presenta a nuestro país como más rico, desarrollado y comunitario, en el que por primera vez se plantean cotas de baja inflación, lo que hace que empiece a ser considerado como país turísticamente caro, sobre todo en su oferta complementaria, en comparación con otros destinos de la competencia. No hay que olvidar que el turismo de masas ha favorecido históricamente a los países con economías más débiles y monedas inestables.

A nuestra pérdida de exotismo por ser un destino turístico harto conocido y frecuentado se añade el que efectivamente plantean nuevas zonas que por primera vez se ofrecen a través de los canales convencionales de tour operators tales como Turquía, Chipre, Túnez, Marruecos, etc., con una flamante oferta de alojamientos, aunque no siempre secundada por la oferta complementaria, invitando a una primera visita que rompa con la tónica repetitiva de frecuentar nuestro país.

Puede parecer anecdótico, pero el excelente tiempo atmosférico de que ha disfrutado Europa el pasado año y el actual puede que tenga más repercusión que la que aparenta en la disminución de visitantes a nuestras zonas. Lo cierto es que la Europa del norte ha registrado climas suaves y mediterráneos, no sólo en verano y primavera sino también los dos pasados inviernos, que no motivan precisamente a la evasión.

Por las razones que sean, nuestras zonas parecen ser lugar preferido, más *que otros destinos, para segundas residencias vacacionales. Lo cierto es que cada vez es mayor el número de visitantes que utiliza viajes individuales con seat-only en vuelos charters en la actual tendencia a la liberalización aérea que ya se tramita en la CEE y que sin duda aumentará con la total desregulación del 93. No sería un disparate evaluar que un 15% de nuestras llegadas en vuelo charter utiliza dicho sistema sirviéndose de chalés o apartamentos autogestionados como alojamiento.

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