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TOUR 90

Lemond acaba con la resistencia de Chiappuccl y confirma su tercera victoria en el Tour

Luis Gómez

Greg Lemond impuso su ley y rescató, en el penúltimo día, el maillot amarillo de las manos del último resistente de la escapada de la primera etapa, el italiano Claudio Chiappucci, a quien la fortuna sonrió finalmente para permitirle disfrutar del segundo puesto, con siete segundos de ventaja sobre el tercero, el holandés Breukink, ganador de la etapa en una portentosa exhibición. Exhibición que inutilizó cualquier esfuerzo del español Pedro Delgado, a quien Marino Lejarreta estuvo a punto, por cuatro segundos de diferencia, de arrebatarle la simbólica condición de mejor español en la clasificación final del Tour.

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La contrarreloj significó también una gran demostración española porque sitúa a cuatro corredores entre los diez mejores de este Tour, todo un récord en la historia del ciclismo nacional en la gran ronda francesa. La decepción fue para el ONCE, cuyo es fuerzo no encontró aliado en la fortuna, y quedó a 14 segundos del liderato por equipos.Nunca en la historia del Tour cuatro españoles se clasificaron entre los diez primeros de la general. El máximo estaba en tres o en la célebre concurrencia de dos españoles en el podio (1973, Ocaña 1º y Fuente 3º) . Ello fue posible gracias a la contrarreloj de ayer, en una especialidad históricamente vedada a los españoles para este tipo de alardes. Y tuvo una importancia capital el enésimo esfuerzo de Induráin, obligado a rebasar las amplias diferencias que le llevaban corredores como el colombiano Parra (1.39 minutos) o el norteamericano Hampsten (3.35). Miguel Induráin, viniendo desde atrás, arrasó con ellos y conquistó finalmente su pleno derecho a estar entre los diez primeros.

Previamente, Chozas había conseguido librar con brillantez su guerra personal con el italiano Bugno y tomarle la delantera en la contrarreloj. Finalmente, Lejarreta volvió a hacer un ejercicio de resistencia para convertirse, una vez más, en el español con mejor actuación en los últimos momentos del Tour.

La jornada pudo haberse cerrado con el triunfo colectivo del equipo ONCE que ha demostrado en la carretera una superioridad que no ha podido llevar a la general, donde el Z de Lemond le habrá superado finalmente por la ridícula diferencia de 14 segundos. Esa decepción provocó una airada reacción de su director, Manuel Sáinz, que arremetió contra los responsable de los medios informativos españoles -"no a la gente que está aquí, sino a sus directores"- por lo que entiende casi exclusivo seguimiento de la carrera de Delgado y de los corredores de Banesto, en perjuicio de sus corredores, "que han tenido una actuación destacadísima que no se ha visto reflejada en España".Valerosa defensa

La jornada tuvo una lectura bien diferente en su conjunto, centrada como estaba la contrarreloj por esa disputa entre Lemond y Chiappucci a consecuencia de cinco segundos. El italiano salió rabioso dispuesto a defender su suerte, pero la técnica de la contrarreloj no admite esfuerzos voluntariosos: el ritmo de Lemond desbordaba coordinación y el de Chiapucci, entrega, y más vale lo primero que lo segundo en una especialidad donde el cálculo y la administración de cualquier movimiento se convierte en una ganancia, al igual que la incorporación de pequeños artilugios se ha demostrado capital para sembrar diferencias de un segundo por kilómetro. Un segundo no e nada, pero son muchas las energías que se pierden en las aproximadamente cinco mil pedaladas que da un ciclista en 45 kilómetros. Una pedalada menos son nueve metros menos; un desgaste inútil es un riesgo a perder ritmo al final.

Así fue la disputa entre Chiappucci, el valor, y Lemond, la técnica, aunque no se manifestara el norteamericano en su mejor exposición sobre este tipo de etapas. Fue un concurso desproporcionado: Chiappucci debió perder su condición de líder apenas transcurridos cinco kilómetros seguramente cuando corría con más rabia que armonía, más próxima su pedalada a los impulsos de su voluntad que a las exigencias de la razón. Cuando más quería ser líder más próximo se encontraba a la derrota. La carrera de Chiappucci fue fiel reflejo de sus sentimientos: euforia, esperanza, decepción, abatimiento y un esfuerzo final cuando, ya perdida la ilusión, le anunció su director que corría peligro de ceder el segundo puesto de la general en favor de Breukink. Chiappucci cobró fuerzas, revivió para defender otra causa, su derecho al segundo puesto. Y llegó a tiempo. "No he encontrado mi ritmo en ningún momento", dijo Chiappucci. "Parecía ir pegado al asfalto. Pero estoy contento de haber sabido defender mi segunda posición". Lemond, confirmado ya su triunfo (el tercero, después de1986 y 1989), reconocía que no estaba tan emocionado como el año pasado: "Aquella fue una victoria en el último momento, y sentí una alegría inmensa. Este año ha sido el triunfo más fácil de los tres. Respeto el trabajo de Chiappucci y Breukink, pero realmente al único al que he tenido que batir ha sido a Delgado. Los demás han caído solos"

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