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TOUR 90

Pedro Delgado se juega hoy el Tour

Luis Gómez

El Tour llega hoy a su jornada reina en un territorio especialmente significado para el ciclismo español, los Pirineos. Y llega con un corredor español, Pedro Delgado, sometido al inexcusable trance de lanzar un ataque que sentencie la carrera o sus propias aspiraciones. No va más. Delgado dirá hoy su última palabra en una etapa larga, montañosa y presuntamente calurosa, un decorado a su gusto, adecuado a sus demandas: tres puertos con renombre (Aspin, . Tourmalet y Luz Ardiden) concentrados en los últimos 77 kilómetros de los 215 de¡ recorrido.

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"El principal rival de Delgado va a ser Delgado", dijo el propio corredor español en un enigmático juego de palabras. Todos los protagonistas del Tour estarán hoy pendientes de él, lo que elimina el factor sorpresa. La principal etapa pirenaica, la única si se tiene en cuenta que la del miércoles presenta tres puertos al principio y 70 kilómetros llanos al final, no tiene demasiados precedentes. A puertos legendarios como el Aspin o el Tourmalet, un feudo de la leyenda española en el ciclismo, se une la ascensión final a Luz Ardiden, que puede considerarse una versión moderna de Alpe d'Huez, un puerto descubierto con posterioridad y que comercialmente resulta rentable a la organización del Tour. Luz Ardiden es tan largo como Alpe d'Huez, unos 13 kilómetros de ascensión, pero más irregular en sus pendientes. Alpe d'Huez presenta casi un porcentaje medio del 8,2% mientras que Luz Ardiden oscila entre un inicio suave (1,7 kilómetros al 4,4%), un intermedio muy fuerte (5 kilómetros al 9%) y un final suficiente para hacer daño (6,6 kilómetros al 7,9%).La etapa estará presidida por el calor, según indica el parte meteorológico que pronostica temperaturas superiores a los 20 grados en las cimas. La jornada está diseñada bajo un comienzo suave con 138 kilómetros sin mayores alteraciones que un puerto de tercera categoría (kilómetro 103), para servir la alta montaña como postre de la etapa, un postre indigesto si se tiene en cuenta que, durante los 77 kilómetros finales, los corredores se verán obligados a estar subiendo fuertes pendientes (el Tourmalet reserva algunos tramos al 10%) durante 35 inacabables kilómetros (12 del Aspin, 10 del Tourmalet y 13 de Luz Ardiden).

Primer triunfo

Semejante trazado sólo cuenta con tres precedentes (1985, 1987 y 1988) que mantienen la presencia española en este tipo de jornadas tan cerca de la frontera. En 1985, el puerto de Luz Ardiden significó el primer triunfo de etapa para Pedro Delgado, por entonces en el equipo Seat Orbea. En 1988, fue una larga escapada de Laudelino Cubino la que volvió a sellar un triunfo español, mientras Delgado, por entonces de amarillo, hacía una penúltima exhibición ante sus rivales. Las referencias que señala el cronómetro no indican diferencias espectaculares de tiempo: se han dado casos de cortas distancias entre favoritos o de abandonos definitivos de personajes como Bernard o Mottet.

A los Pirineos llegan tres contendientes que no han demostrado hasta el momento una indiscutible superioridad física sobre sus contrincantes. Delgado ha fallado en exceso, Lemond sigue ,especulando, con ruedas favorables, y Breukink no ha tomado ninguna decisión determinante. Sólo el escarceo de Millau, el domingo, atisbó alguna debilidad en el holandés, cuando Delgado y Lemond no se pusieron de acuerdo.

Breukink es, en teoría, a quien se considera más débil en la escena, hecho que puede motivar sorpresas. Breukink dispone de un palmarés estruendoso en el Tour: siempre cuenta entre los favoritos, siempre empieza bien y alcanza lugares prominentes, pero cuando se cae lo hace de veras, -sin disimulo. Breukink, por ejemplo, llegó a los Piríneos en 1987 cuarto en la general y con 3.45 minutos de ventaja sobre Delgado. Fue precisamente en Luz Ardiden donde encontró su tumba para perder 11.28 minutos sobre el español. Terminó el Tour en el puesto 21, a 53.35 del irlandés Roche, el ganador.

El historial de Breukink en 1988 fue un calco de su anterior actuación. Llegó a la montaña tercero en la general y con 1.11 minutos sobre Delgado. En Alpe d'Huez tocó suelo para perder 16.38 minutos y terminar la carrera en un digno 12º lugar, a 23.06 del español. Los desfallecimientos de Breukink no conocen el término medio. El pasado añopasó de ser cuarto en la general, para perder 13.07 minutos en los Pirineos y 32 minutos en una jornada montañosa posterior antes de abandonar. Breukink ha tratado de reparar tales descalabros cambiando de equipo primero, Panasonic por PDM, y dando una dedicación especial al Tour, por lo cual no ha disputado ninguna otra gran carrera durante esta temporada. Su actual posición rebasa ampliamente todos sus antecedentes; su edad, 26 años, es más indicativa de un corredor que se acerca a su madurez física a efectos de resistencia.

En el capítulo de estrategias, la etapa promete poco, puesto que Delgado y el Banesto tienen que descartar cualquier posibilidad de dar la sorpresa. Nadie moverá el dedo hasta ver operar a los hombres de Echávarri. Tanto Breukink como Lemond han de moverse a la contra y al español sólo le queda la oportunidad de elegir el momento del ataque, si lo hubiere. En 1985, un Delgado que no entraba entre los favoritos del Tour escapó en el Tourmalet junto con Cabestany, que le hizo, el descenso. En 1987 y 1988, Delgado esperó hasta el final sin que entonces lograra sensibles diferencias.

La etapa puede ofrecer momentos de gloria o grandes decepciones. No es descartable que el Tour se decida hoy en favor de cualquiera de los tres, incluido el propio Delgado, pero tampoco que lleguen juntos simulando escaramuzas ridículas como las del domingo en Millau. Hoy no habrá más rueda que la de Delgado. Es su último turno de palabra en este Tour.

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