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Tribuna:SOBRE LAS LAS ELECCIONES ANDALUZAS
Tribuna
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Lecciones y elecciones de un sábado

Cuando las distintas fuerzas políticas con representación parlamentaria fuimos convocadas por Borbolla para fijar la fecha electoral, IU-CA planteó la conveniencia de celebrar la consulta en día laborable. Dos razones nos movían a ello: el interés del sistema democrático, asegurando una alta participación, y el conocimiento de nuestro electorado. La ejecutiva del PSOE planteó, por el contrario, el sábado o el domingo, aunque fuera esta última propuesta la que salió a la opinión pública. Puede que le movieran a ello diversas razones, pero entre éstas no estaba, sin duda, asegurar una alta participación.Después Borbolla convocó, no salomónica sino disciplinadamente, las elecciones en sábado. Y ahí están las consecuencias: la participación media en Andalucía fue del 55%, la menor de su historia. En las grandes ciudades, la abstención fue aún mayor: uno de cada dos andaluces o andaluzas que viven en municipios de más de 50.000 habitantes no acudió a votar.

Hay que partir, por tanto, de fijar responsabilidades. Hay que partir del hecho abstencionista (posiblemente uno de los elementos políticos de mayor calado de estas elecciones) para entender, para comprender -no para justificar- los resultados electorales del 23-J.

Resultados electorales que dan al PSOE en Andalucía su tercera mayoría absoluta (49,58%), mientras se mantiene con ligera baja el PP, asciende el PA e IU-CA experimenta un fuerte descenso.

Con estos simples datos hay que hacer una primera valoración. Después de estos cuatro años (y no cualesquiera cuatro años) se votaban muchas cosas en Andalucía, pero una en sobremanera valorable desde el punto de vista político: si IU-CA consolidaba un proceso ascendente o no, si IU-CA recogía los frutos de su trabajo o no.

Confrontación de fondo

De esta manera se esperaba la expresión de una inclinación electoral, bien por un giro a la izquierda, bien por el mantenimiento de la práctica política del PSOE. Era ésa la gran confrontación de fondo. De ahí que el PSOE realizara una estrategia tendente no a recuperar votos de IU-CA (ya llevaba varias consultas electorales con ellos) sino a evitar fugas de votos hacia la izquierda.

El PSOE ha conseguido su objetivo y en consecuencia IU-CA ha perdido estas elecciones. Y las ha perdido porque en realidad era la única que podía ganarlas (no en sentido absoluto, sino político).

Las demás, amén de titulares periodísticos, son meras anécdotas.

Y la hemos perdido tanto por situaciones externas que no podemos dominar, o sólo en parte, como por errores y deficiencias internas que tras un amplio y abierto debate con nuestra gente y la sociedad vamos a corregir.

Situaciones externas que van desde la abstención buscada por el poder hasta el marco internacional. Marco internacional que, junto al vulgar anticomunismo, ha generado una situación de resignación y desfondamiento ante la sesgada interpretación que de hechos como las elecciones en Nicaragua, el PCI o las dificultades de la perestroika, etcétera, se está realizando por los grandes circuitos de opinión.

No hay más sistema que el capitalista y, por tanto, no hay sitio para proyectos transformadores. Situación externa en una Andalucía donde el PSOE ha puesto en marcha un modelo de movilización de tipo clientelar, junto a la identificación PSOE/Junta de Andalucía/Gobierno que opera con una especial intensidad permitiendo una complementariedad recíproca entre el discurso institucional y el discurso partidista.

Salir como perdedor

Y errores internos, que encuentran su expresión más gráfica en la situación de desánimo y desilusión en que nos instalamos desde el pistoletazo de salida a primeros de año. Salimos a estas elecciones anímicamente perdedores, agravado por problemas en la confección de listas y otros desenfoques. Atrás quedaban cuatro años de buen trabajo parlamentario en sede parlamentaria pero sin la necesaria vinculación con la calle; atrás quedaban algunos golpes de soberbia y de distanciamiento elitista, inconcebibles en una fuerza que llama a Andalucía a una convocatoria; atrás quedaba la falta de pluralidad, no de grupos, sino social.

Y estando en el origen, o en el agravamiento de nuestros errores, una deficiencia: IU-CA se había estancado, no habíamos sabido avanzar hacia el movimiento político y social que definimos, quedándonos en la fase de mera coalición electoral, generando pactos hacia adentro cuando la sociedad nos demandaba nuevas síntesis con ella misma.

De ahí los primeros acuerdos del Consejo Andaluz de IU-CA, de ahí avanzar en la consolidación del movimiento político y social, de ahí dotar de infraestructuras propias a la organización, de ahí la apuesta por el pluralismo no centrípeto, de ahí la insistencia de una IU-CA como fuerza política autónoma, donde será el programa con el que nos hemos presentado a estas elecciones el que defina el encuentro o la confrontación con el PSOE u otros.

Y todo ello desde el compromiso con 350.000 andaluces y andaluzas que nos han dado su confianza y desde el reto de recuperarla en aquellos hombres y mujeres de izquierda que se han abstenido porque no hemos sabido llegar a ellos.

L. C. Rejón es presidente de IU-CA.

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