Cine contra el templo
La proyección de filmes en los jardines de Debod obliga a cerrar parte de este recinto turístico
El cine al aire libre de Madrid se ha trasladado este año desde la Chopera del Retiro hasta el templo de Debod, a un tiro de piedra de la plaza de España. El pasado lunes comenzaron las proyecciones, y ya han surgido suspicacias entre vecinos y visitantes de la zona. Critican que el cerramiento con una valla metálica de tres metros de altura de una parte de los jardines del monumento egipcio se cruza con las vistas del templo. Mientras tanto, unos 1.500 madrileños siguen acudiendo cada día a una sala refrigerada por el viento del Guadarrama, donde se puede fumar, comer pipas o tomar una copa.
"Todos para uno y uno para todos", resonaba entre las columnas del templo venido desde el valle de Nubia. Los tres mosqueteros, de Richard Lester, se juramentaban en la pantalla pequeña del cine al aire libre. Sobre la valla de aluminio laminado de tres metros de altura se atisbaban los penachos del sombrero de Richard Chamberlain.En la Redacción de este periódico se han repetido las llamadas de vecinos del barrio de Argüelles que critican el cerramiento metálico. Todos coincidían en lamentar la pérdida de perspectivas del templo en el extremo que mira al río Manzanares.
La directora del servicio de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, María del Mar Estébanez, afirma que los técnicos municipales de Urbanismo y Bellas Artes han dado el visto bueno a la ubicación del cine de verano junto al templo de Debod. "La valla sirve para aislar el templo de las proyecciones y evitar que el sonido de las películas repercuta en la zona", apunta la responsable de Cultura, aunque reconoce que "hay sensibilidades especiales entre los ciudadanos y siempre habrá alguien que critique el cine al aire libre: antes, porque estaba en el Retiro, y ahora, porque afecta al templo de Debod".
Motivos egipcios
"Es posible que otro tipo de cerramiento -por ejemplo, con motivos egipcios acordes con el monumento- fuese más adecuado", confiesa Estébanez, "pero son apenas dos meses de proyecciones en una instalación provisional".Rita Sanlleva, de 42 años, es la responsable de la empresa Festival de Cine al Aire Libre (Fescinal). Los 700 espectadores que pasaron por taquilla el pasado lunes representaban un buen augurio para esta mujer, que dirige también el Imagfic. El pasado verano, una media de 1.666 personas acudieron cada uno de los 48 días de la temporada a las sesiones del parque del Retiro. Hasta el próximo 28 de agosto, fecha de cierre del cine de verano, tras la proyección de 219 películas, Sanlleva confía en que se mejore el promedio de asistencia de público.
La directora de Fescinal puntualiza que las vallas metálicas tienen una elevada altura para impedir que el sonido moleste a los vecinos. "No creo que la visión del monumento quede afectada por el cerramiento", dice Sanlleva, que revela que Ia intensidad del sonido está calculada para que no se interfieran las bandas de las dos pantallas".
En el cine al aire libre tienen cabida hasta 2.500 espectadores, 800 de ellos en la zona de la pantalla pequeña, dedicada a sesiones de filmes de entretenimiento y de arte y ensayo. Otras 1.700 personas pueden ver en la pantalla grande películas comerciales.
En tres barras del recinto se pueden adquirir refrescos o cervezas por 200 pesetas, o bocadillos por unas 300 pesetas.
Eduardo Muñoz, de 39 años, acudió al estreno de las sesiones de cine de verano desde San Sebastián de los Reyes con toda su familia. Mientras se proyectaba la película Hablando con la muerte, de Oliver Stone, su mujer intentaba que Eduardito, de tres años, se comiese un descomunal bocadillo de tortilla de patata. "No nos importa venir desde San Sebastián de los Reyes hasta el centro de Madrid; el año pasado ya fuimos cuatro veces al cine del Retiro".
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