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TENIS

Becker y Edberg repetirán por tercera vez consecutiva la final de Wimbledon

El alemán Boris Becker y el sueco Stefan Edberg repetirán mañana, por tercera vez consecutiva, la final de Wimbledon. El torneo repudió a Ivan Lendl una vez más. El checo, que lleva 11 años luchando por alzar el más preciado trofeo del tenis mundial, fue eliminado ayer en semifinales por la sabia raqueta de Edberg, que consiguió un tanteo incontestable: 6-1, 7-6 y 6-3. Apenas una hora y 48 minutos resistieron en pie la ilusión y la esperanza de un tenista consagrado, capaz, a los 30 años, de programar su temporada con un único objetivo: alcanzar la gloria en Londres. No fue así, y tal vez no lo será nunca. "No he tenido opción. Me siento decepcionado", lamentó Lendl.

Lendl mostró en Wimbledon más temor a perder que confianza en ganar. Él, el número uno, el vencedor en 87 torneos (siete de ellos del Grand Slam), decidió apostarlo todo a una carta. Se refugió en Australia, cuna de grandes triunfadores en Wimbledon, para adaptar su juego a la exigente hierba londinense y a su nueva raqueta, una Mizuno, herramienta ideal para superficies rápidas. En cuatro meses sólo abandonó su concentración para asistir al nacimiento de su hija, Marika. Sin embargo, todo ello no ha servido para nada. El checo sucumbió ante una obsesión, fracasó frente a su impotencia.Edberg fue el verdugo, pero la sentencia condenatoria del checo la habían redactado en las eliminatorias anteriores jugadores de escasa relevancia, ante los que padeció más de lo esperado. El sueco, ganador en Wimbledon en 1988, aclaró las dudas que los expertos habían esparcido sobre cuál sería el rendimiento del checo ante un cabeza de serie o frente a un rival de similar poderío. La conclusión fue evidente: Lendl no sabe cómo ganar en Wimbledon.

El torneo londinense exige desarrollar aspectos puntuales pero básicos, del juego, aquéllos que Edberg domina como pocos. Un punto puede durar dos segundos y no requerir más de tres golpes. No hay lugar, por tanto, para el peloteo cansino, los globos esteticistas o las delicadas dejadas. Sacar fuerte y colocado, volear y restar. Eso es todo, con la condición de que en cada golpe hay que jugarse el tipo. En tan intensa batalla hubo igualdad en el saque, pero también un dominio de Edberg en las otras dos facetas.

La primera manga fue un paseo para el sueco. Con unos restos impresionantes, que siempre encontraron a Lendl descolocado y lento, rompió el servicio de su rival en el cuarto y sexto juego, para adjudicarse el parcial por 6-1. El checo, primer cabeza de serie, consiguió su primer ace en el quinto juego de la segunda manga y no dispuso de un bola de break, desperdiciada, hasta el octavo. Penoso balance que, pese a todo, permitió una gran igualdad en este segundo set, que tuvo que resolverse en la muerte súbita. En ella, Edberg recuperó su precisión en las devoluciones y asestó a Lendl un 7-2.

Lendl entregó el partido

Con 6-1 y 7-6 en el tablero, Lendl entregó el partido. Lo que tanto había temido estaba allí, delante de él. Su temporada, pese a su victoria en Australia, Milán y Toronto, estaba a punto de irse al garete. En la tercera manga, con 3-2 a su favor, Edberg consiguió un nuevo break. A partir de ese momento, sólo tuvo que mantener su saque para aplastar a su hundido rival en la primera bola de partido de que dispuso. Fácil, demasiado fácil para Ebderg, que en su carrera sólo había vencido al checo en seis ocasiones de 16 enfrentamientos.El sueco, tercer cabeza de serie y vencedor este año en Indian Wells y Japón, se enfrentará mañana, en su séptima final del Grand Slam, al alemán Boris Becker, cabeza de serie número dos, que derrotó en la otra semifinal al yugoslavo Goran Ivanisevic, por 4-6, 7-6 (74), 6-0 y 7-6.

Fue un partido que consumó la hermosa ascensión de Ivanisevic, un tenista clasificado en el puesto número 38 de la clasificación profesional y que disputaba su primera semifinal de un torneo del Gran Slam. El triunfo tuvo para Becker el sabor de la venganza, ya que fue Ivanisevic quien lo eliminó en Roland Garros.

El encuentro mantuvo un ritmo incierto. Ivanisevic, tras adjudicarse el primer set, tuvo a su rival en un puño en el segundo, pero falló en el tie break. Beeker, ya recuperado, se apuntó en blanco la tercera manga y sentenció el encuentro en la cuarta, en una muerte súbita que emocionó a la duquesa de York y al princesa de Gales, presentes en la pista central de Wimbledon.

Hoy se celebrará la final femenina, que enfrentará a las norteamericanas Martina Navratilova y Zina Garrison.

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