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Falso atestado sobre la aprehensión en Irún de 1.000 kilos de cocaína

El atestado de la policía de San Sebastián sobre la operación del 7 de mayo de 1988 que condujo a la aprehensión en Irún de 1.000 kilos de cocaína, la única requisa suficientemente importante como para soportar la sustracción de los 370 kilos que el juez Garzón imputa a Oubiña, contiene falsedades notorias.Así, en el atestado se afirma que aquella operación comenzó con la localización del colombiano José Giraldo en el hotel Lizaso de Irún, el 26 de abril del mismo año, mediante consulta del registro de clientes. Sin embargo, Ana María López de Munizin, propietaria del hotel, manifestó en la vista del juicio oral, el 30 de octubre de 1989, que la policía no había consultado el libro de su establecimiento "hasta después del 7 de mayo", es decir, cuando el colombiano, condenado a 23 años, ya había sido detenido.

Lo mismo ocurre con otros datos del informe, que únicamente recoge con precisión algunos movimientos de José Tortosa -condenado también a 23 años-, y de Javier Lekuona -condenado a 20 años- durante el día de sus detenciones y la víspera. Estas tres personas son las únicas procesadas en relación con aquella importante partida, de droga, en su día la mayor requisada en Europa. Un cuarto implicado, con el que Tortosa y Giraldo se reunieron el mismo 7 de mayo, no fue detenido.

Fuentes de la Dirección General de la Policía afirmaron a este diario que, en realidad, la policía de San Sebastián no tuvo nada que ver con aquella operación, pero que se le dio todo el protagonismo para ocultar a un confidente que fue clave en la resolución del caso. Otras fuentes policiales sugieren que fue la Brigada Central, con sede en Madrid, la que llevó a cabo la operación. La memoria de la Junta de Seguridad de Madrid correspondiente a 1989 incluye los 1.000 kilos de Irún.

José Tortosa, sin embargo, ha manifestado ante el juzgado de San Sebastián que investiga actualmente la pérdida de parte de la droga requisada, que algunos de los policías que le detuvieron eran de Bilbao. Tortosa explica esa afirmación por conversaciones que oyó entre los policías.

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