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GENTE

Los príncipes Akishino

La boda sintoísta del segundo hijo del emperador de Japón

Kiko Kawashima, una psicóloga Japonesa de 23 años, se levantó ayer muy pronto, poco después de las cuatro de la madrugada. No podía ser de otro modo si no quería hacer esperar al emisario imperial, que a las 6.20 en punto llegó en una limusina negra hasta uno de los bloques de viviendas para profesores de la Universidad Gakushuin de Tokio, en donde su padre imparte clases de economía cuatro horas después, Kiko que ha vivido casi un tercio de su vida fuera del país, en Estados Unidos v Austria, entraba en la realeza nipona contrayendo matrimonio con Aya -el segundo hijo del emperador Aki hito, licenciado en Derecho, con un master en Zoología recién completado en Oxford, 11 meses mayor que ella-, de quien se enamoró, hace ahora cinco años, en Gakushuin.La ceremonia nupcial sintoísta se celebró en Kashikodokoro, el templo más importante de los tres que hay en el Palacio Imperial, y duró apenas 15 minutos. Pero antes de llegar allí, Kiko, después de un breve acto de purificación de las manos, necesitó más de dos horas para ponerse sobre el cuerpo los 17 kilos que pesaba un multicolor quimono milenario de 12 piezas, valorado en más de 35 millones de yenes (unos 23 millones de pesetas). Los futuros esposos entraron por separado, primero él y luego ella, al pequeño santuario dedicado a Amateras u Omikami, la diosa del Sol y guardiana imperial. Aya pronunció una simple promesa de amor, y tras leer una pequeña plegaria sintoísta, ambos bebieron tres veces sake, el licor tradicional japonés elaborado con arroz, en presencia de un sacerdote. En el exterior se encontraba el centenar y medio de invitados a la boda, encabezados por el príncipe heredero, Naruhito, de 30 años, que está aún soltero. Siguiendo la tradición, el emperador Akihito y la emperatriz Michiko no asistieron a esta ceremonia. Cinco horas más tarde, el príncipe Aya y su esposa, Kiko, fueron recibidos en audiencia por los emperadores y les comunicaron de forma oficial su matrimonio.

Aya y Kiko serán conocidos como los príncipes Akishino por designación imperial, en memoria de un templo de igual nombre que se halla en Nara, la ciudad que fue durante más de 70 años, en el siglo VIII, la capital del imperio.

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