Los etarras se suicidaron con el arma del sargento asesinado, según Interior
Los dos etarras encontrados muertos el pasado martes en la Foz de Lumbier (Navarra) -Juan María Lizarralde, Heavy, y Susana Arregui- utilizaron para suicidarse, según aseguran fuentes de Interior, la pistola que los terroristas habían arrebatado horas antes al sargento de la Guardia Civil José Luis Hervás, asesinado por los etarras. A esta muerte violenta se sumó ayer la del capitán retirado del Ejército de Tierra Ignacio Urrutia, de 74 años, asesinado ayer por la mañana en San Sebastián de un tiro en la nuca efectuado presumiblemente por un miembro de ETA.
Junto al cadáver de Susana Arregui, los investigadores encontraron dos casquillos de la pistola reglamentarla del sargento, robada en el primer enfrentamiento, lo que abona la tesis del suicidio, según la versión oficial que el ministro del Interior, José Luis Corcuera, dará a conocer hoy en el Congreso.En cualquier caso, Germán Rubenach, el tercer miembro del comando etarra descubierto en la zona, se ha convertido en el único testigo de los acontecimientos, pero no ha podido prestar declaración todavía ante la juez de Aoiz que entiende del caso porque se encuentra en estado grave en un hospital de Pamplona. Desde que Rubenach fue detenido, la Guardia Civil ha impedido a sus familiares el paso a la UCI de este centro sanitario lo que provocó la presentación de una denuncia ante el juzgado de guardia de la Audiencia de Pamplona por parte de sus padres.
Los tres etarras pretendían realizar algún atentado contra una patrulla de la Guardia Civil según se deduce de las notas manuscritas que tenían en su poder y que contenían datos horarios sobre movimientos realizados por automóviles del instituto armado.
De otro lado, las fuentes informantes han indicado que lo dos turistas holandeses que vieron vivos a los tres terroristas después del tiroteo en el que murió el sargento son Rob van der K. y Margaretha Antonia María H. Los dos, tras prestar declaración ante la policía y en la Audiencia Nacional, han continuado sus vacaciones por España, donde prevén permanecer hasta el próximo 6 de Julio.
Los últimos tres atentados cometidos por ETA en la capital donostiarra han costado la vida a otros tantos militares retirados. Ignacio Urrutia se dirigía ayer a comprar el periódico cuando un joven se le acercó por detrás y le disparó a bocajarro.
El anciano murió en el acto. Minutos después del atentado, la policía encontró en el lugar un casquillo de bala del calibre 9 milímetros Parabellum, la munición que emplean habitualmente los miembros de ETA.
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