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Andreotti trata de impedir por todos los medios la huelga general en Italia

Juan Arias

El presidente del Gobierno, Giulio Andreotti, ha decidido tomar en sus manos las riendas de la protesta laboral en curso contra la patronal para intentar evitar la anunciada huelga general nacional del próximo día 11 de julio, acabado el Mundial, sobre todo tras el éxito indiscutible de la huelga del metal el pasado miércoles en Milán y Nápoles.

Andreotti teme que la huelga general convocada por los tres mayores gremios sindicales del país -CGIL, CISL y UIL- pueda no sólo empañar, sino hasta poner en crisis, la acción del Gobierno en vísperas de la presidencia del semestre italiano de la CE, que empieza el 1 de julio. Por ello el presidente Andreotti ha convocado para el lunes próximo al vicepresidente del Consejo de Ministros, Claudio Martelli, y a los ministros de Trabajo, Cario Donat-Cattin; de Presupuestos, Paolo Cirino Pomicino, y de Finanzas, Rino Formica, para estudiar qué ofrecer a los sindicatos para evitar dicha huelga general.Las esperanzas de desconvocar la huelga no son muchas, porque los sindicatos oyeron el miércoles pasado gritar a los metalúrgicos en las plazas que la huelga "tiene que hacerse", aunque la proverbial habilidad del diplomático Andreotti podría acabar haciendo el milagro.

Para ello, sin embargo, sería necesario que el Gobierno, en primer lugar, cargase con el peso de una parte de los llamados "oneri sociali", que, según la patronal, gravan sobre la empresa privada italiana mucho más que en otros países. Por ejemplo, aún hoy las empresas tienen que pagar una cuota al Estado por cada trabajador, que antiguamente servía para financiar los hospitales para enfermos de tuberculosis.

Otro punto sería que el Gobierno decretase que el mecanismo de la escala móvil, cuya abolición unilateral acaban de anunciar los industriales y que ha sido uno de los motivos de la huelga, quede en pie hasta Finales de 1991, para tener así tiempo, mientras tanto, de renovar completamente todo el complejo sistema salarial italiano.

Deuda pública

Pero la operación de desgravación del Gobierno pedida por los industriales, y que asciende a un 10% le costaría al Estado casi dos billones de pesetas, una cifra enorme para un Estado que cuenta ya con una deuda pública impresionante, hasta el punto que se ha pensado en vender a los privados parte de las propiedades públicas.Mientras tanto, hoy tendrá lugar en Turín la asamblea anual de los accionistas de Fiat, el complejo industrial privado más importante del país, ante la presencia del rey Agnelli.

Y si ya cada año dicha asamblea de accionistas, suele ser muy animada y sabrosa, este año lo podría ser doblemente, porque podrán estar presentes 150 nuevos accionistas, pertenecientes a diversos grupos verdes y ecologistas del país, que han comprado cada uno un puñado de acciones, más simbólicas que reales, para poder tener la oportunidad de intervenir y hacer preguntas comprometidas al avvocato.

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