Miguel Estrada

Miguel Francisco Estrada, jesuita salvadoreño de 33 años, pasó uno de los peores momentos de su vida al enterarse del asesinato, durante la noche del 16 de noviembre de 1989, del rector de la Universidad José Simeón Cañas de El Salvador (UCA), Ignacio Ellacuría, de otros cinco profesores y de dos miembros del personal del centro. Estrada era entonces profesor y administrador de la universidad, y poco después de la matanza, llevada a cabo por fuerzas militares salvadoreñas, la junta de directores de la UCA le eligió rector, y el 28 de noviembre del año pasado fue nombrado oficialmente."Desde el primer momento nos dimos cuenta de dónde provenía el ataque", cuenta Estrada, refiriéndose al acoso por sorpresa de los militares. "Tras unos instantes de rabia y de repudio al hecho nos invadió un sentimiento de admiración y de sana y santa envidia por los compañeros caídos. Nos han dejado una gran herencia, una gran creatividad, pero también una gran responsabilidad de continuar la obra". "Desde el punto de vista universitario, aquello fue un crimen de lesa humanidad, fue el destrozo de unos cerebros dedicados al quehacer universitario", añade el rector de la UCA, que se encuentra de visita en España, país en el que pasó siete años durante sus estudios de filosofía y teología en la Universidad de Deusto. El lunes recibió un homenaje de las universidades españolas, el miércoles fue recibído- por la reina Sofía y ahora se encuentra visitando a los familiares de Ellacuría y de los otros jesuitas españoles asesinados.

El rector de la UCA siente preocupación, pero no miedo, "ante el futuro de quienes han recogido la antorcha de los profesores muertos". "Asumimos todos los riesgos que existen. El peligro que corremos es el peligro general de un país en guerra civil. Aunque creemos que por ahora nos dejarán en paz, debido al menos a las presiones internacionales".