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ITALIA 90

Nápoles vio a Hagi superior a Maradona

Santiago Segurola

Rumania perdió el apetito tras lograr el gol del empate en un encuentro que tuvo muy complicado durante nueve minutos. En este intervalo, el equipo rumano estaba eliminado del Campeonato del Mundo en beneficio, hipotéticamente, de la Unión Soviética. Pero éste era un destino poco acorde con los valores futbolísticos de sus jugadores, aunque su tendencia a racanear en el campo les haga jugar siempre en el alambre, en este caso con el precipicio de la despedida y el cierre a sus pies. Tras conseguir el empate, Hagi y los suyos sacaron la calculadora, se vieron los segundos en el grupo y plegaron las velas. Argentina, más tenaz que otra cosa, también ha superado el duro trago de la primera fase, aunque en los octavos de final tendrá que vérselas muy posiblemente con Brasil, adversario nunca querido por los blanquiazules.Bajo toda la tensión del encuentro latía un suceso apetecible para los aficionados. En la cancha, el gran Maradona y su sosias Hagi. Probablemente, no hay dos más entrega dos a la fantasía con el balón Los dos se corresponden con una misma morfologia futbolística: zurdos, rechonchos, teatrales, incandescentes en el campo. Esta vez, en la pequeña patria de Maradona, fue su doble el que destapó el tarro de las esencias Hagi firmó media docena de jugadas asombrosas por sólo, una de Maradona al inicio del partido. El argentino vio en el tercer minuto la carrera vertiginosa de Caniggia y, con un toque sutilísimo, le entregó un pase fantástico que su compañero no cerró con un remate de gol. El rumano creció con el desarrollo del encuentro. Basualdo le cerró el paso durante el primer cuarto, como Rotariu hacía con Maradona. De repente, sin embargo, Haggi comenzó a tirar de repertorio. Prirnero fue un friqui que Goleocehea salvó en un gran vuelo. Luego, un par de escapadas con recortes, taconazos y disparos durísimos a la puerta del sustituto del infortunado Pumpido, cuyo trabajo en el pri.mer tiempo fue magnífico, sobre todo en un pelotazo de Lacallus que sacó del ángulo.

La superioridad de Rumania quedaba establecida por su absoluto control de la pelota. Excepto en los 10 primeros minutos, en los que Argentina pareció uno de esos equipos que quiere Carlos Bilardo -buena estructuración en el campo, ataque continuo al balón y cierre de los espacios-, el cuadro rumano mandó en la cancha con comodidad. Las arrancadas del gran libero Popescu rompieron el espinazo defensivo del argentino. Su poderosa zancada envió al campeón al borde del área de Goicoechea. Entonces apareció Hagi.

La segunda parte llegaba con los mismos síntomas, más acentuados por la dificultad de Argentina para mantener la pelota. Pero Hagi se echó a la banda derecha y allí dio un recital sólo frenado por el gol de Monzón a la salida de un córner. Una diana típica de los equipos de Bilardo, un obseso de las jugadas preparadas en la pizarra.

Los siguientes 10 minutos fueron los mejores de Rumanla, asustada por la posibilidad de la eliminación. Andone y Sabau fallaron dos remates clarísimos con la cabeza con Golchoechea superado. Parecía que la suerte rumana sería negra.. Pero llegó el gran gol de Balint. La categoría del tanto vino más por su génesis que por su conclusión, muy buena por otra parte. Hagi y Lacatus combinaron en la banda derecha y, en el a,cuerdo, Hagi se destapó con un taconazo fabuloso que dejó en solitario a Lacatus, que se estiró hasta la línea de fondo y sacó un centro al segundo palo. El balón fue desviado nuevamente por Lupescu para Balint, que marcó de cabeza. Desde este momento Rumani a perdió el hambre y echó cuentas.

Argentina se tiró un poco más arriba, aunque con esa tenacidad obtusa que ha caracterizado hasta el momento al equipo de Bilardo. También él está en los octavos de final. Pero no precisamente con la cabeza alta.

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