El fiel escudero
José María Amusátegui, el hombre elegido por Boada para ocupar el sillón presidencial del Banco Hispano Americano, un gaditano de 58 años, se convertía en el hombre fuerte del banco, tras el presidente, en febrero de 1985 al asumir las funciones de consejero delegado que hasta entonces había desempeñado Jaime Soto. El paso de los años fue marcando a Amusátegui como, el delfín ideal y ayer quedó patente.Número dos de los proyectos industriales pilotados por Boada, es un hombre de total confianza don Claudio. No en vano llevan trabajando codo con codo desde hace 10 años. Aficionado a las motos, la botánica, la astronomía y el arte, conoció a Claudio Boada en 1963 cuando trabajaron juntos en la Empresa Nacional de Autocamiones (ENASA) y comenzaron a colaborar en otra empresa también del Instituto Nacional de Industria (INI), denominada SACA.
En 1979 cristaliza la relación al ser nombrado vicepresidente del INI, en un momento en que Claudio Boada es el nuevo presidente. Desde entonces se anuda un maridaje de dos personas complementarias que ha llevado a este andaluz, abogado del Estado, casado en segundas nupcias con Amalia de León y que tiene seis hijos, a la presidencia del cuarto banco español.
La andadura industrial común de Claudio Boada y José. María Amusátegui ha pasado por empresas de primer orden, casi siempre en el sector público. Amusátegui pasa por el Instituto Nacional de Industria desde 1970 a 1974. En el año 1980 es nombrado presidente de Astilleros Españoles. En 1981 es nombrado vicepresidente del Instituto Nacional de Hidrocarburos y desde 1982 es presidente de CAMPSA hasta 1985.
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