Ridículo cinegético
En EL PAÍS del 19 de mayo aparece una noticia cuyo titular resulta francamente terrorífico: "Cómo cazar 20 elefantes en hora y cuarto".En la lectura de ésta se cuentan las peripecias cinegéticas de Tony Sánchez-Ariño, que relata con profundo orgullo las matanzas que a lo largo de su vida ha realizado entre diversas especies de animales salva es. Se habla de la muerte por deporte de cientos de elefantes, búfalos, leones, etcétera..., y como cima del orgullo cinegético, la matanza de 20 elefantes en hora y cuarto.
Resulta vergonzoso, o al menos ridículo, que un representante de la especie humana hable de fieras o animales salvajes después de haberse cobrado más vidas que cualquiera de ellas.
Resulta incongruente hablar de proteger cuando se es capaz de matar todo un rebaño de elefantes con sus crías y hembras; cuando se quita la vida a un animal inteligente, majestuoso, con fuertes lazos familiares entre su especie, pacífico; y poco importa que después se protejan 10 o 1.000 de ellos, si la muerte de uno solo, para simplemente divertirse y aprovechar su marfil, dejando que se pudran sus toneladas de carne, y cortando muchas veces sus colmillos estando aún vivo el animal, puesto que si el tiro no es muy preciso tarda bastante en morir, resulta por sí solo uno de los actos más repulsivos que puede hacer un ser inteligente.
Por último, cuando habla de que sobran 17.000 elefantes en el sur de África y hay que matarlos, ¿no habrá pensado que existe la solución de repoblar con ellos las otras muchas zonas donde el elefante está al borde de la extinción? ¿No caben otras soluciones más humanas que matar a sangre fría 17.000 de los animales más impresionantes que han pisado la Tierra?-
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