Los especialistas
Dicen de ellos que están locos. Van vestidos de una forma diferente al resto del equipo. Utilizan las manos y llevan ese número tan significativo que es el 1. Son los porteros, los especialistas del equipo.Cuando se habla de entrenar a un equipo siempre inconscientemente pensamos en los jugadores de campo. Pero, ¿y los porteros? ¿Entran en el plan de todo el equipo? ¿Deben tener una preparación especial?
Hasta ahora, la idea del entrenamiento de un portero consistía en ejercitar los tiros a puerta, en realizar algún centro y, como mucho, efectuar un ejercicio que llega a los entrenadores por medio de la televisión.
Sin embargo, todo esto se contradice con la idea de que un portero es un jugador especial, con una misión especial, un hombre que pocas veces superará la línea de medio campo y que, salvo rara excepción, nunca llegará a marcar un gol. El portero es un personaje peculiar, psicológicamente distinto a sus compañeros, que debe soportar la carga de evitar que a su equipo le hagan goles. Dicen de él que es el único jugador que no puede ganar un partido, pero sí lo puede perder.
La conclusión es que el portero, además del trabajo que realiza con el equipo, necesita una preparación espeCial, un entrenamiento que tenga que ver con la misión que va a realizar en un partido. Incluso creo que necesita un entrenador especial, como los equipos de fútbol americano, que tienen un técnico por cada actividad concreta de juego.
Transmitir confianza
El portero ha de ser una persona que transmita confianza, que haga que su equipo juegue mirando hacia adelante, sin temor a lo que pueda suceder atrás. Capaz de superar el fallo que costó un gol, calculador para darse cuenta de que quedan muchos minutos por jugar y con moral suficiente para responder al equipo en momentos difficiles. Esa confianza y esa tranquilidad se adquieren a base de entrenamientos. Es un trabajo que se inicia de pequeño, porque es a edades tempranas cuando se adquieren hábitos que luego pasan a formar parte del juego de un portero. Cosas tan elementales como aprender a coger un balón; saber caer; marcar la posición de los pies, siempre de frente y al balón. Son gestos que el trabajo incorpora al haber personal.
Ejercicios de agilidad, de equilibrio, de situación en la portería, salidas a los pies, despejes, etcétera, no son más que una mínima parte del trabajo de un portero, pero exigen unos ejercicios específicos que debe realizar un entrenador específico.
El análisis de los partidos, con ese apoyo, permite ir descubriendo defectos que con el trabajo semanal se pueden subsanar. El técnico específico puede servir incluso de confesor, por lo que es aconsejable que se trate de alguien que haya jugado en ese puesto. Y es que todo debe estar encaminado a que ganar sea un poco más fácil, que ya es mucho.
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