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Visto para sentencia el juicio del agresor de los presuntos violadores de su hija

Ayer quedó vista para sentencia la causa en la que se juzga a Antonio Otero, que en noviembre de 1986 disparó y arrojó un martillo contra dos jóvenes por creer que habían violado a su hija, Sara, de 13 años. Fernando Salas, el ahogado defensor, manifestó ayer que "para Antonio Otero la violación de su hija existió, y no es importante si fue una fabulación; el caso es que él lo creyó", y volvió a solicitar una pena de ocho meses por tenencia ilícita de armas y por lesiones, con el atenuante de enajenación mental al producirle la noticia un estado mental de ira incontrolable.

El fiscal mantuvo que el acusado, Antonio Otero, tras escuchar el "confuso" relato de su hija Sara, se quedó con dudas y salió a la calle para localizar a los chicos que habían estado con ella para aclarar lo sucedido, "posiblemente con la esperanza de que le dijeran que no había pasado nada". Pero cuando los tres chicos se negaron a acompañarle, "esa frustación le llevó a una verdadera alteración de ánimo" y, según el representante del ministerio público, "surgió en ese momento el ánimo de matar".Según el fiscal, "no se trataba de un padre dolorido por el macabro relato que le hizo su hija", ya que durante todo el tiempo que duró la búsqueda de los presuntos violadores, "no se preocupó ni una sola vez de volver a casa para ver como estaba la niña".

El fiscal pide para Antonio Otero, que cuenta en la actualidad con 49 años, penas que suman 12 años por homicidio frustrado, detención ilegal frustrada (por intentar llevárselos en el coche) y tenencia llícita de armas. Con esta calificación modificó anteayer su petición inicial de 29 años de cárcel por asesinato frustrado.

Por su parte, Salas destacó que los tres jóvenes permanecían en libertad y que la causa que se instruye en el Juzgado 26 de Madrid por la presunta vilación de Sara, cuando ésta contaba con 13 años, "ha sido archivada en dos ocasiones".

Para el fiscal, el hecho d que los tres jóvenes no hayan sido procesados está respaldado por la falta de consistencia de las acusaciones de la joven Sara, "que ha ido variando sus versiones de los hechos". Sin embargo, la causa por la presunta violación de Sara nada tiene que ver con el caso de su padre.

Cuatro de la madrugada

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Los hechos que se están juzgando ocurrieron el pasado 1 de noviembre de 1986 cuando Sara, de 13 años, llegó a su casa a las cuatro de la madrugada y le dijo a su padre que había sido violada por cinco jóvenes y aportó la descripción de tres de ellos.El acusado, Antonio Otero tras 16 horas de búsqueda en las que no durmió ni comió, localizó a tres chicos y tras preguntarles si conocían a su hija y recibir por su parte una respuesta afirmativa, les conminó a que le acompañaran, a lo que estos se negaron. En ese momento, sacó un martillo y una pistola y los jóvenes, que contaban entre 15 y 17 años de edad, se dieron a la fuga. Otero lanzó el martillo "a bulto", según sus declaraciones, provocando heridas en la cabeza a Juan Guillén, y disparó en la espalda de Antonio Oliveros.

Los jóvenes han negado los hechos aunque en sus declaraciones incurrieron en contradicciones sobre el número de chicas con las que se habían reunido en la tarde anterior a los hechos, a que hora se fue cada uno y cuantas personas estuvieron en la casa deshabitada dónde Sara aseguró que había sido violada por primera vez cuando se encontraba bajo los efectos de un poderoso hipnótico, que, según sus palabras, le habían ofrecido estos muchachos "porque me iba hacer sentir muy bien".

Para el defensor de Antonio Otero, si el acusado hubiera tenido ánimo de matar a los jóvenes "las cosas hubieran sucedido de distinta manera" y destacó que su defendido tan sólo realizó un disparo contra los tres jóvenes y posteriormente desistió de perseguirles. Antonio Otero utilizó un arma que le dió un amigo suyo en un bar de Vallecas. Otero aseguró que llevaba las armas sólo para protegerse.

La sesión se cerró con unas declaraciones de Otero, quien manifestó: "Cuando mi hija me dijo lo que le había pasado, sentí una sensación horrible, nunca tuve intención de sustraerme a la acción de la justicia, ni quise matar". Dentro de un par de semanas se conocerá la sentencia del Tribunal.

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