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La tigresa birmana

Aung San Suu Kyi puede pasar del arresto domiciliario a gobernar Myanmar

Es previsible que Aung San Suu Kyi, tan pronto sea puesta en libertad, pueda convertirse en la jefa del futuro Gobierno democrático de Birmania, ahora llamada Myanmar, después de la aplastante y hasta cierto punto sorprendente victoria electoral de la Liga Nacional para la Democracia (LND), que ella fundó en 1988 con otros políticos de oposición.

Suu Kyi es la figura nacional con mayor carisma por su vinculación a la independencia de Birmania, como hija del asesinado fundador de la república, Aung San, y por los furibundos ataques que ha dirigido contra las fuerzas armadas y en especial contra el ex dictador Ne Win, que le costaron ser puesta bajo arresto domiciliario hace 10 meses y la prohibición de presentarse a las elecciones del pasado 27 mayo, las primeras que se celebraban en el país indochino en casi tres décadas.Tiene 44 años, es pequeña y bastante delgada, pero toda la fragilidad física la enmascara con un ímpetu y un valor que raya casi en la irresponsabilidad. Algunos señalan que es por causa de su inexperiencia política y por el hecho de haber vivido tanto tiempo fuera del país y no padecer directamente la brutalidad de uno de los ejércitos más implacables y menos dialogantes del continente asiático. Suu Kyi tenía apenas dos años cuando su padre y otros ocho líderes independentistas fueron asesinados por rivales políticos el 19 de julio de 1947, meses antes de que Birmania obtuviera la independencia de los británicos. La familia emigró muy pronto al extranjero, lo cual le permitió educarse en India, Japón y el Reino Unido. Suu Kyi se casaría luego con un catedrático de Oxford, Michael Aris, un estudioso del Tíbet, con el que ha tenido dos hijos.

La casualidad

Su bautismo político fue totalmente casual. Suu Kyi se convirtió en el estandarte de la lucha por la democracia al poco de regresar al país, en la primavera de 1988. La enfermedad de su madre la obligó a dejar temporalmente a su marido e hijos en su casa inglesa y viajar rápidamente a Rangún (llamada ahora Yangún) para atenderla en los últimos momentos de su vida. Pero los sangrientos sucesos de abril de ese año, con el levantamiento estudiantil al que luego se sumó el resto de la población, la impulsaron a meterse de lleno en la crisis del país y a ser de la noche a la mañana una mujer política respetada por la gente y odiada por los militares. En septiembre de ese año, Suu Kyi, junto a los generales retirados Tin Ooo y Aung Gyi (este último se separó luego de ellos), constituyó la LND con el objetivo de luchar por el triunfo de las libertades políticas y acabar con la dictadura. En ese mes, un golpe técnico llevó al poder al general Saw Maung, el actual jefe del Gobierno, un fiel colaborador de Ne Win, que, pese a su edad y su delicada salud, sigue siendo el hombre fuerte de Birmania. El general Saw Maung anuncié al llegar al Gobierno la celebración de elecciones en breve plazo, pero se negó a negociar con la oposición la transferencia del poder a los civiles. Suu Kyi afirmó pronto que Saw Maung no era más que un títere del dictador Ne Win. El aparato de propaganda del régimen desató una campaña pública para desprestigiar a la aguerrida dirigente de la LND, acusándola de ser polígama, de injuriar a Buda por haber dicho que era un hombre como los demás y de estar ligada a fuerzas extranjeras. Muchas de las acusaciones fueron tan burdas que provocaron un efecto contrario en la población.El 20 de julio del año pasado, el Gobierno decidió poner a Suu Kyi bajo arresto domiciliario por sus ataques a las fuerzas armadas, e hizo lo mismo con el cofundador de la LND, el ex general Tin Ooo, que más tarde fue condenado a tres años de trabajos forzados. En enero de este año, la comisión electoral anunció que Suu Kyi no sería autorizada a presentarse como candidata en las elecciones de mayo por tener contactos con organizaciones fuera de la ley. Todo ello sólo ha servido para que la población castigara con el voto a la dictadura.

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