La firma vasca Trebelán admite que tuvo relaciones con el creador del proyecto del supercañon iraquí
La empresa vasca Trebelan mantuvo relaciones comerciales, a lo largo del pasado año, con la firma Space Research Corporation (SRC), creada por el ingeniero canadiense y experto en balística Gerard Bull, a quien se atribuye el proyecto de supercañón que pretendía construir el Gobierno iraquí, según admitió ayer a EL PAÍS un responsable de la misma. El Gobierno español, a iniciativa de la Embajada británica en Madrid, ha abierto una investigación en torno a la presunta implicación de empresas nacionales en el proyecto.
El responsable de Trebelan no quiso detallar los contratos suscritos con Gerald Bull, asesinado el 22 de marzo en Bruselas, pero aseguró que toda relación con el mismo se interrumpió en diciembre de 1989, cuando abandonó la empresa vasca su hasta entonces gerente, Miguel Galdós. Galdós, que tuvo una "salida traumática" de la compañía, tras el enfrentamiento con sus restantes socios, se llevó al equipo de ingenieros y fundó una nueva empresa, denominada Martec, que al parecer heredó los negocios de Trebelan en el sector de la defensa. Según sus nuevos directivos, Trebelan no tiene ya relación alguna con la industria militar y se ha reconvertido hacia el mercado civil.
Viaje del Antonov
Las fuentes consultadas indicaron que el avión soviético Antonov 124 que el 4 de abril de 1989 aterrizó en el aeropuerto de Vitoria trasladó a Irak dos vehículos todo terreno de doble uso, civil y militar, y que la utilización de tan insólito medio de transporte se debió a la necesidad de que los vehículos estuvieran en la feria de Bagdad del 15 de abril de ese año.Trebelan vendió a Irak, en otoño pasado, 500 vasos de munición que, según la empresa, debían servir para probar un nuevo tipo de artillería, cuya producción se realizaría en dicho país mediante una planta entregada llave en mano por la firma vasca. La exportación fue Finalmente autorizada por el Gobierno, a condición de que los vasos fueran cargados con TNT, después de que Defensa advirtiera sobre la posibilidad de que se rellenaran con armamento químico. Los actuales responsables de Trebelan aseguran que no han participado en la prevista construcción de la fábrica de munición y que desconocen si lo ha hecho la empresa de Galdós. EL PAÍS intentó ayer sin éxito contactar con Galdós en su domicilio para aclarar este asunto.
Un portavoz de la embajada británica en Madrid, que alertó al Gobierno español sobre la presunta implicación de empresas nacionales en el supercañón iraquí, declaró ayer que "los intercambios de información con el Gobierno español y con Gobiernos de otros países involucrados en este tema son confidenciales". Dicho portavoz agregó que "es normal compartir con otros Gobiernos la información que tengamos" y que, tras la incautación en el Reino Unido de componentes del supercañón, "hemos querido impedir que partes [del arma] fabricadas en otros lugares lleguen a su destino".
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