Detenidos dos jóvenes que hirieron a cuatro niños a perdigonadas
Dos jóvenes de 16 años de edad, Óscar S. G. y Marcos D. P., fueron detenidos ayer en Fuenlabrada acusados de realizar varios disparos con dos escopetas de aire comprimido contra el patio del colegio John Lennon de la localidad, cuando 200 alumnos se encontraban en el recreo. A consecuencia de los disparos, realizados al mediodía del miércoles desde el balcón del domicilio de Marcos, resultaron lesionados cuatro alumnos. Uno de ellos, Eduardo Aranda García, de seis años, permanece en observación en el hospital Doce de Octubre con dos perdigones en la cara.
Eduardo, un niño moreno, "bondadoso", según sus profesores, y aficionado a dedicar sus recreos de preescolar a jugar con la tierra, recibió el pasado miércoles dos perdigonazos en la cara. Uno a escasos centímetros del ojo izquierdo y el otro en el seno maxilar. "Me dispararon desde un balcón", le dijo a su madre cuando ésta le vio tras el incidente.En el balcón del quinto piso del inmueble número 4 del paseo del Pireo, que da al patio del colegio, se encontraban los dos jóvenes detenidos "tirando a los pájaros", según declararon a la policía. Antes de que Eduardo pudiera alertar a sus profesores de sus heridas, otros tres compañeros también habían sido alcanzados por los proyectiles, aunque les produjeron lesiones de escasa consideración.
"Noté como un pinchanzo en la pierna", explica David Valentín Domínguez, de 14 años. "Yo creí que me habían dado con una goma y entré a clase normalmente. Luego, cuando vimos a Eduardo, ya me di cuenta de que había sido un perdigón". David se encontraba jugando al fútbol en el patio cuando resultó herido. Marco Antonio Montero Hernández, de 13 años, y Alvaro Sendón, de ocho, recibieron sendos impactos en la pierna derecha y en la región glútea derecha, respectivamente.
"Un chaval de séptimo de EGB nos alertó", explica el profesor Francisco García. "Nos dijo que había visto a dos chicos escondiéndose en un balcón. Inmediatamente fui a la casa y me encontré con los jóvenes en la escalera. Uno le decía al otro: "¿Has visto como corrían?". El maestro les preguntó si tenían alguna escopeta de perdigones en el piso. "Me dijeron que no y que tenían mucha prisa porque debían ir a trabajar", comentó.
La misma tarde del miércoles, los presuntos autores de los disparos, que son vecinos del mismo bloque y carecen de antecedentes, se entregaron voluntariamente en la comisaría de Fuenlabrada.
Sántiago Sánchez, padre de uno de los presuntos autores del los disparos, declaró ayer: "Mi hijo y su amigo no son ni gamberros ni terroristas. Son chicos normales y buenos estudiantes. Ambos quieren ser guardias civiles porque son amantes de la paz y el orden". Sánchez se quejó de que los dos muchachos están siendo tratados con excesiva dureza y calificó su acción de "un accidente" no deseado, cuando pretendían cazar unos gorriones con carabinas de la marca Garno, del calibre 4,5 milímetros.
Óscar S. y Marcos D. se en contraban ayer tarde recluidos en los calabozos de los juzgados de instrucción de Fuenlabrada en espera de la decisión del juez que se ocupa del caso.
Eduardo Aranda, el niño que salió peor parado del suceso, es pera en una cama del Doce de Octubre la evolución favorable de las heridas. "Parece que no va a efectar a la visión del ojo" explica su madre, Marta García "Pero no le van poder sacar los perdigones de momento porque al ser tan pequeño, la operación le podría deformar la cara".
Por otra parte, en el colegio Puerta de Madrid, de Alcalá de Henares, donde se han producido hechos similares días atrás, un coche camuflado de la policia vigila discretamente los alrededores para lograr identificar al autor de los disparos.
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