_
_
_
_

Los centros de disminuidos de la Comunidad conservan sus viejas barreras arquitectónicas

Luz Sánchez-Mellado

Néstor, de 25 años, es uno de los 120 alumnos del centro ocupacional Magerit para disminuidos psíquicos. Además de sus problemas de comportamiento intelectual, Néstor tiene dificultades motrices. Como el Magerit, un caserón con docenas de escalones y desniveles inaccesibles para sus habitantes, casi todos los centros ocupacionales para disminuidos psíquicos de la Comunidad, generalmente concebidos para otros menesteres, conservan en su estructura inexpugnables barreras arquitectónicas que añaden un esfuerzo suplementario al dificil tránsito de estas personas por la ciudad.

Los alumnos del centro ocupacional Magerit, en Carabanchel, son para todos los empleados del inmueble "los niños", a pesar de que ninguno de ellos cumple ya los 18 años, y alguno la traspasado ya los cuarenta. Agrupados en clases de 10 o 12 alumnos, estos deficientes mentales pasan ocho horas diarias realizando pequeños trabajos de paquetería."Nuestra misión aquí es procurar que los chicos sean felices y pasen lo mejor posible el día, ya que en la mayoría de los casos podernos hacer poco por su enfermedad específica al ser casi todos ellos deficientes irrecuperables". Daniel Diez, de 58 años y director del Magerit, sufre cuando ve los esfuerzos que se ven obligados a realizar los chicos menos ágiles para desplazarse por el vetusto edificio.

Para estas personas, la presencia de las numerosas barreras e impedimentos existentes en la infraestructura de casi todos estos centros entorpece su actividad diaria en los mismos y pueden llegar a significar el veto en el edificio a todos aquellos disminuidos que precisen ayuda de muletas o sillas de ruedas para caminar.

Los padres de estos deficientes dicen estar hartos de solicitar de la Consejería de Integración una reforma de este edificio, dedicado en origen a sede de un instituto de formación profesional para jóvenes normales, "sin que hasta el momento hayamos recibido más que un montón de promesas que nunca llegan a concretarse", según afirma Pedro López Sanz, con un hijo de 31 años alumno del centro.

Tomás Merín, director general de Bienestar Social, asegura, por su parte, que este año se iniciarán las obras de adaptación del centro a las necesidades de los disminuidos, "as como de los demás centros ocupacionales de la Comunidad, lo que ocurre es que éste es un proceso largo y costoso, porque no todos los edificios pueden ser remodelados con facilidad dada su estructura original".

Sin embargo, en la práctica las barreras arquitectónicas no son las únicas que tienen que sortear los disminuidos para acudir a clase. A veces, una línea discontinua roja pintada en el suelo o una placa amarilla en un poste puede ser más inexpugnable que un muro. Ésta es al menos la impresión de Daniel Díez, que se confiesa harto de pleitear con los municipales para que permitan a los autobuses escolares que paren unos minutos en doble fila delante de la puerta del centro para que los chicos más torpes puedan bajar directamente a la entrada. "Me siento atrapado en el plan RED", dice Díez.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_