Numerosos mandos conocían la existencia de transacciones ilegales en unidades del Ejercito
Numerosos maridos conocían las transacciones ilegales realizadas en unidades del Ejército, si es que no estaban implicados en ellas. Así se deduce de las declaraciones ante el juez de personas relacionadas con la venta legal de uniformes y equipos castreases a las que ha tenido acceso EL PAÍS. El Juzgado Militar Territorial 14 de Madrid ha pedido el pase del sumario al Juzgado Militar Central por carecer de competencia para procesar a militares con empleo superior al de capitán.
Los hermanos Arjonilla Montilla, propietarios de tres grandes naves en Fuenlabrada y Moraleja de Enmedio (Madrid), donde se requisaron toneladas de uniformes y equipos del Ejército, realizaron negocios irregulares con los almacenes regionales de intendencia de Madrid, Burgos, Valladolid, La Coruña, Sevilla, Zaragoza y Vitoria; así como con numerosas unidades próximas a la capital, como la Brigada Paracaidista, el Instituto Politécnico del Ejército o la Agrupación de Transportes.Los traperos llevaban un libro de contabilidad en clave, en el que figuran los pagos realizados a los militares, junto a nombres de supuestas empresas. Por ejemplo, las siglas "ZNARRA, S.A.", correspondían al teniente Pérez Arranz Y "GIRAL, S.A.", al subteniente Giraldo Ruiz. Los datos de ese libro fueron determinantes para procesar a cinco tenientes y seis suboficiales a finales de 1989.
En su declaración judicial, Manuel Arjonilla dice que no puede precisar el volumen del negocio ni las unidades con las que comerciaba, "porque son muchas en toda España", pero admite la existencia de transacciones irregulares, consistentes, según su testimonio, en intercambios de prendas (...) la mayoría de las veces usadas ( ... ), que distinto personal militar entregaba al declarante ( ... ), sin que mediara contraprestación económica". :Sin embargo, Arjonilla se contradice a continuación, al reconocer: "Dependiendo de la calidad del material intercambiado, se ajustaban las cuentas y unas veces el personal militar le tenía que Dagay al declarante la diferencia o a la inversa".
El teniente David Herraiz, del Grupo de Abastecimiento 1/11, afirma que, "en alguna ocasión, pudiera haber entregado" ropa militar nueva a los Arjenilla, pero agrega que esta práctica debía ser conocida por el teniente coronel Costas Laguna, quien "nunca puso pega alguna en la firma de los documentos del almacén de vestuario". Herraiz reconoce haber intervenido en la venta de 300 uniformes a la productora de la película Soldadito español, que TVE emite esta noche.
A la luz del día
En ocasiones, el material adquirido era llevado a los almacenes de los Arjonilla en camiones militares, mientras que otras veces sus empleados iban a recogerlo a los cuarteles. Según Javier Herrariz, de la Agrupación de Transportes de Vicálvaro (Madrid), la relación con los traperos era conocida "por todo el mundo, ya que cualquiera podía ver a cualquier hora cómo los soldados del almacén cargaban la furgoneta del señor Arjonilla".Según la investigación judicial, el comandante Eloy Gutiérrez Campoy, que el 5 de diciembre fue destituido como jefe de la unidad de abastecimientos del Almacén Regional de Intendencia (ARI), cobró más de dos millones de pesetas por mejorar el material que los Arjonilla habían adquirido en subasta legal. El sumario incluye una conversación telefónica en la que Benito Hernández López, jefe de taller del ARI, pide a Manuel Arjonilla que pase por la unidad porque el comandante quiere cobrar".
Por su parte, el comandante Eugenio Yagüe Tajada, del Instituto Politécnico del Ejército, ha declarado que, en julio pasado, se enteró "por casualidad" de que dos subordinados suyos habían cobrado 350.000 pesetas por la venta de "material de deshecho" a los Arjonilla y que trató el asunto con el teniente coronel Alfonso Azores Pastor y con el coronel jefe, Juan Carlos Tamallo Clarés. Los tres mandos no sancionaron a los responsables, sino que optaron por ingresar el dinero en la caja de la unidad, lo que medios próximos al caso consideran un intento de encubrirlos, ya que los mismos estaban siendo ya investigados en aquel momento y este hecho era previsiblemete conocido por sus superiores.
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