Dos ancianas mueren en Alicante al desplomarse un campanario sobre su casa
Consolación y Rosa Sala, dos hermanas de 85 y 81 años de la localidad de Murla (Alicante), perdieron la vida ayer, sepultadas bajo los cascotes del campanario del pueblo, que se desplomó sobre su vivienda. En la casa contigua, también adosada al campanario, seis miembros de una familia salvaron la vida al iniciar minutos antes un viaje a Barcelona. Los vecinos habían denunciado el estado ruinoso del campanario.
Los vecinos llevaban recogido más de un millón de pesetas en unas colecta popular para sufragar su restauración.Los cerca de 400 vecinos que tiene el pueblo oyeron un estruendo de gran potencia pasadas las 9.30 de la mañana. Poco antes, unos cascotes desprendidos del campanario dieron la señal de alarma y salvaron la vida de Paquita, vecina de una de las dos viviendas, que había salido temprano al campo y fue avisada del peligro. "No vayas que el campanario se cae", le dijeron los vecinos.
En la misma casa, seis miembros de la familia de esta mujer -una hermana, un cuñado, dos hijos y dos nietos- iniciaron horas antes un viaje a Barcelona y burlaron la tragedia.
Consolación y Rosa Sala, sin embargo no pudieron ser avisadas y quedaron sepultadas bajos los escombros del campanario, que se derrumbó pocos minutos antes de las 10 de la mañana. El día anterior, sus sobrinos, que viven en la avenida de José Antonio, conocida popularmente como el carrer de la Font, donde se encuentra el campanario, les habían prevenido del peligro de un hundimiento por las abundantes lluvias pero las hermanas se negaron musitando una premonición. "Si nos tenemos que morir, al menos que sea juntas", señalaron.
Minutos después del derrumbamiento, los vecinos de Murla corrieron alarmados hacia el camapanario. El primero en llegar fue el alcalde de la población, José Sala, sobrino de las víctimas. Con un semblante descompuesto, empezó a coordinar las tareas de rescate, en las que participaron fuerzas de Proteccion Civil, de los bomberos y de la Guardia Civil llegadas desde distintos puntos de la comarca. Dos palas mecánica retiraban las piedras bajo las que se encontraban, supuestamente, los cuerpos de las dos hermanas. Alrededor de las 17 horas, restos de una extremidad superior fueron localizados. Una hora más tarde fue rescatado el primer cadáver. Un impresionante silencio siguió al descubrimiento del segundo cuerpo minutos más tarde.
El campanario, propiedad del arzobispado de Valencia, fue construido en 1895 sobre una torre árabe que data del siglo XIII. El gran peso de esta construcción de 33 metros de altura y base hexagonal, junto a las fuertes lluvias registradas en la comarca durante los últimos días, fueron las causas del desplome.
Los vecinos habían denunciado desde hacía tiempo que el campanario sufría una peligrosa inclinación y había aportado numerosos informes técnicos en los que se alertaba del peligro. Durante los últimos meses, el arzobispado de Valencia y el Ayuntamiento de Murla habían afirmado que no disponían del dinero suficiente para inciar la restauración.
Finalmente, los vecinos tomaron la iniciativa de recoger dinero en la misa del domingo una vez al mes.
Las 1.200.000 pesetas que ya habían recolectado no sirvieron para iniciar los trabajos que hubieran impedido la tragedia de ayer.
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