"Te llamo desde el taxi".
Quedarse atrapado en uno de los imprevisibles atascos camino de una reunión inaplazable no es un problema insoluble para los pasajeros que, por azar o previo encargo, viajen a bordo de uno de los tres taxis equipados con teléfono móvil que circulan por las calles de la ciudad. Por 60 pesetas el minuto, el agobiado pasajero puede telefonear a la oficina para tranquilizar a sus clientes o simplemente distraer la espera llamando a los amigos cómodamente instalado en el asiento de atrás. Tres jóvenes taxistas han decidido compartir un aparato móvil en sus respectivos vehículos para mejorar su servicio al cliente. Es la nueva generación de transporte público en ciudad.
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