Elizabeth Taylor

Elizabeth Taylor, una de las leyendas vivientes de Hollywood, está hospitalizada en California, pero ha negado airadamente que haya contraído el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), como algunos medios sensacionalistas le han atribuido. Su dolencia, según sus amigos, no pasa de ser una neumonía.La actriz de los ojos violeta y senos protuberantes, que cuenta en la actualidad 58 años y tiene siete maridos en su haber, fue internada el pasado 9 de abril en el hospital Damell Freeman Marina del Rey, de Los Ángeles, afectada de sinusitis y fuerte fiebre. Pero una semana después fue trasladada a otra institución sanitaria en Santa Mónica, donde le fue diagnosticada la neumonía.

A partir de entonces los rumores se dispararon por tres razones: la médica que trató a la actriz, la doctora Patricia Murray, es una especialista en enfermedades infecciosas; su médico personal, el doctor Michael Roth, es un inmunólogo que trata a enfermos con SIDA, y entre las pruebas realizadas a la Taylor estaba la del virus del síndrome.

En un comunicado hecho público por su agente, Chen Sam, Elizabeth Taylor, una de las muchas contribuciones artísticas realizadas por el Reino Unido a Hollywood, ha negado categóricamente tener "una enfermedad relacionada con el SIDA". "La gente no debe tener miedo ante la prueba del SIDA. Me he hecho un chequeo, como hago todos los años, y entre las pruebas que se me han realizado está la del virus de inmunodeficiencia humana, que ha dado negativa", ha manifestado la actriz.

La Taylor ha dedicado una gran parte de su actividad en lo últimos años a recaudar fondos para la investigación contra la enfermedad en su capacidad d presidenta de la Fundación Americana para la Investigación del SIDA, y, según la columnista del USA Today Jeannie Williams, buena amiga de la actriz, dar pábulo a este rumor sólo sirve "para propagar inconscientemente el equívoco de que se puede contraer el SIDA simplemente por visitar a los enfermos que lo han contraído".

Aparte de la fama conseguida por su dilatada labor en la pantalla, la actriz, nacida en Londres el 27 de febrero de 1932, ha sido siempre noticia por dos características de su personalidad: su proverbial falta de puntualidad -siempre ha llegado tarde a todas sus citas, sean de trabajo o de placer- y su mala salud de hierro. La Taylor cuenta en su haber nada menos que con 30 intervenciones quirúrgicas, que van desde una Simple apendectomía a la extracción de un hueso de pollo en su garganta cuando hacía campaña con su marido número 6, el senador John Warner.

Como escribe Jeannie Williams, "el episodio del SIDA será sin duda un capítulo más en el libro de memorias que Elizabeth dice que está escribiendo".

La Taylor, ganadora de un oscar a la mejor actriz en 1960 por su actuación en Butterfly 8, se ha dedicado a patrocinar a partir del comienzo de la década de los ochenta una serie de actividades filantrópicas a escala nacional e internacional, entre las que destacan la citada Fundación para la Investigación sobre el SIDA y el Fondo Universidad Ben Gurión-Elizabeth Taylor para ayuda a los niños del Negev. El Gobierno francés premió sus actividades benéficas en 1987 con la Orden de la Legión de Honor.