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Dos rabinos diputados traicionan a Peres

El rabino de Loubavitch ha derrotado a Simón Peres desde Nueva York. El líder laborista israelí debía haber presentado ayer su Gobierno en la Kneset (Parlamento). Sin embargo, tuvo que renunciar en el último minuto, tras la defección de dos diputados religiosos. Poco después pidió y obtuvo del presidente de la República, Haim Herzog, una prórroga de 15 días para intentarlo de nuevo.He aquí la película de los acontecimientos. En la noche del martes al miércoles, Peres dio a conocer la composición de su Gobierno, "apoyado por al menos 61 diputados", en el que él mismo iba a ser primer ministro y titular de Asuntos Exteriores, la fin de dar un impulso decisivo al proceso de paz" en Oriente Próximo.

Cinco horas más tarde, el rabino y diputado Abraham Verdiger, uno de los 100.000 discípulos del rabino de Loubavitch, anunciaba que había pedido la opinión de su maestro y que, tras escucharla atentamente, le resultaba imposible apoyar al Gobierno preparado por el líder laborista.

¿Por qué? Porque: los laboristas prefieren la paz a conservar los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza. Porque el rabino de Loubavitch, para el cual la integridad territorial del gran Israel es un artículo de fe, se rebela contra la más mínima concesión en este terreno, incluso a cambio de la. tan deseada paz. En consecuencia, Verdiger optó por dimitir como diputado.

En este punto la apuesta aún no estaba totalmente perdida para Peres. Su mayoría se había reducido, pero no había desaparecido del todo: en lugar de 61 diputados tenía 60, pero enfrente sólo había 59 favorables al Likud del primer ministro, Isaac Shamir. Un solo voto de diferencia, pero que bastaba para obtener la confianza de la Cámara.

Segunda defección

Peres mantenía la calma, pero de repente el cielo se derrumbó sobre su cabeza. Apenas una hora después de que se conociera la renuncia de Verdiger, un segundo diputado ortodoxo, también miembro del partido Agudat Israel, aliado de los laboristas, hacía saber que no votaría a favor del líder laborista. La traición del rabino Eliezer Mizrahi se justificó igualmente por el espíritu de obediencia al rabino de Loubavitch.He aquí cómo en unas pocas horas, por una operación teledirigida desde Brooklyn (Nueva York), Peres perdía su mayoría parlamentaria. Sin embargo, después de la decisión de Herzog de conceder a Peres un plazo suplementario de 15 días, se respira de nuevo entre los laboristas. Y se rebelan contra el presidente en las filas del Likud. Herzog no parece haber apreciado la maniobra de los dos diputados ortodoxos.

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Los puntos de vista del rabino de Loubavitch, expresados en miles de oraciones públicas, les resultaban conocidos desde hacía mucho tiempo, y, si tenían dudas, no les falt,5 tiempo para solicitar su opinión antes de la firma del acuerdo de coalición entre los laboristas y Agudat Israel.

¿Por qué entonces haber reservado estos escrúpulos de conciencia hasta el último minuto? ¿Para dejar en evidencia a su propio partido y poner en ridículo a Simón Peres? En los medios religiosos israelíes, donde se tiene una clara tendencia a comparar "el bajo materialismo y la corrupción" de los impíos con las "preocupaciones altamente morales" del judaísmo ortodoxo, se guarda un incómodo silencio sobre el comportamiento de los dos rabinos diputados, que han renegado de sus firmas tras una orden, o un consejo, que llegó desde Brooklyn.

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