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El 'Scandinavian Star' sigue ardiendo

La tragedia del transbordador Scandinavian Star estaba lejos de haberse superado ayer. Al dolor de los familiares de las víctimas ya identificadas se agregó la lacerante expectativa de los que aguardan la aparición y/o identificación de los desaparecidos y de los cuerpos que permanecían en el barco de la muerte tras ser remolcado al puerto de Lykesil, al sur de Suecia, en las proximidades de la ciudad de Gotemburgo.

La confusión en torno al número total de las víctimas no se había disipado, ya que no se sabe con certeza la cantidad de pasajeros que se encontraban a bordo. Las escenas de dolor se repitieron a la llegada del Scandinavian Star al puerto sueco, donde aguardaban gran número de familiares llegados desde Oslo y Copenhague. Las últimas cifras informaban de 135 muertos, entre 75 personas ya identificadas y 60 desaparecidas, y 358 supervivientes.Entre tanto, al dolor se mezclaba la indignación ante lo que se califica como imperdonables omisiones en las medidas de seguridad por parte de la empresa propietaria del barco. Éstas van desde la ausencia de controles administrativos para saber cuántos pasajeros embarcaron el viernes en Oslo, hasta la total imprevisión para enfrentar con el menor costo de víctimas situaciones como la del sábado.

Los supervivientes hablan de la falta de preparación de la tripulación, mal funcionamiento de los sistemas de alarma e información equivocada sobre la posición del barco al pedir auxilio. Según los equipos de salvamento, fue la toxicidad de la combustión de los materiales del barco la causa princinal de muerte.

Bettine Kold, una joven danesa de 20 años que trabajaba en la tienda del barco, cuenta que despertó a las cinco de la mañana, casi tres horas después de iniciarse el incendio. Cuando salió al corredor fue detenida por la densa humareda, que la obligó a refugiarse de nuevo en el camarote. El miedo la paralizó y decidió escribir una despedida a sus seres queridos. Cuando ya había perdido las esperanzas, oyó gritos en el corredor, abrió la puerta y se encontró con un miembro del equipo de salvamento, que la ayudó a subir a cubierta.

La policía trabaja sobre la hipótesis de la intencionalidad en el origen del fuego, sostenida firmemente por el capitán del barco, Hugo Larsen.

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