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CICLISMO

La París-Roubaix tiene hoy 57 kilometros de adoquinado

La París-Roubaix, la carrera clásica de las clásicas, vuelve a acaparar hoy la máxima atención de la temporada en este tipo de pruebas que se disputan en un solo día. El denominado Infierno del Norte tendrá 57 de sus 265,5 kilómetros con adoquinado, el temible pavés. La dureza de un recorrido tan largo se acentúa especialmente con las 22 zonas de empedrado. El francés Laurent Fignon vuelve a ser el principal favorito de una carrera que le falta en su historia y en la que la presencia española, según es habitual, es muy pobre, con sólo dos equipos, Once y Bh.

La Copa del Mundo alcanza también su punto álgido, por encima de las dos pruebas ya celebradas, Milán-San Remo y Tour de Flandes, y de la Lieja-Bastogne-Lieja, que se correrá la próxima semana. El interés de la parte inicial del calendario de la copa es muy superior al restante. Y hoy, especialmente, pues la aventura raya en los límites del máximo sufrimiento que ya es parte inevitable del duro ciclismo.En el kilómetro 98, entre Troisvilles y Valenciennes, comenzará el primer infierno. En siete zonas, numeradas por la organización entre la 22 y la 16, los 190 participantes pertenecientes a 24 equipos, deberán pasar el suplicio de vibrar hasta el último rincón de sus cuerpos durante 18,1 kilómetros. Después, tras 44 de descanso, volverá la peor part al cruzar el bosque de Arenberg. Los 39 kilómetros, en las 15 zonas restantes, se pueden convertir en el máximo infierno de otras veces por poco que la climatología no acompañe. A las dificultades del salto continuo entre los adoquines, o los pinchazos al rodar también por la tierra de fuera para evitarlos, se uniría entonces la lluvia. Las previsiones señalan que sólo habrá cielo nuboso, pero no se descartan aguaceros.

Fignon, que ha sido el último ganador de clásicas de forma más impresionante -las dos Milán-San Remo de 1988 y 1989-, vuelve a ser la atracción. Líder actualmente de clasificación mundial de corredores profesionales gracias a su regularidad en. pruebas de un día y en las grandes vueltas, fue segundo en 1988 y el año pasado volvió a brillar.

En el reciente Tour de Flandes fue el gran perjudicado, quizá porque también midió mal sus fuerzas, pero se encuentra en una forma apreciable. Es el máximo favorito, pese al triunfo del ex campeón del mundo Moreno Argentin, precisamente en la pasada carrera. Superó los pavés de Flandes, pero también eran una broma al lado de los de hoy.

La París-Roubaix, de todas formas, la segunda clásica más antigua -se disputa desde 1896, mientras la Lieja-Bastogne-Lieja lo hace desde 1884-, sigue siendo una prueba bastante abierta históricamente. Sólo el belga Roger de Vlaeminck, también múltiple campeón mundial de ciclocross -en lo que se acaba convirtiendo muchas veces la prueba- la ganó cuatro veces (1972, 1974, 1975 y 1977). Entre los nombres legendarios han vencido en tres ocasiones Rik van Looy (1961, 1962 y 1965), Eddy Merckx (1968, 1970 y 1973) y Francesco Moser (1978, 1979 y 1980). Rik van Steenbergen, lo hizo en dos (1948 y 1952).

Muchos aspirantes

Sean Kelly, también doble ganador en 1984 y 1986, aún se repone de su reciente rotura de clavícula y no estará en la salida, como tampoco Charly Mottet, los dos corredores que siguen a Fignon en la clasificación mundial. El abanico de posibles ganadores, como se demostró en las, dos últimas ediciones con los triunfos de dos belgas prácticamente desconocidos, Dirk de Mol y Jean-Marie Wampers, es grande: el canadiense Bauer; el danés Sorensen; los italianos Bugno -ganador en San Remo-, Fondriest o Bontempi; los holandeses Nijboer, Van der Poel o Maassen; los belgas Vanderarerden -eterno aspirante, pero sólo ganador en 1987-, Van Hooydorick, Planckaert, llomans, Capiot, Dhaenens -segundo en San Remo- o Frison -vencedor de la previa Gante-Wevelgem el miércolesIncluso la incorporación plena esta temporada de los mejores ciclistas del Este -los alemanes orientales Ludwig y Ampler, o el soviético Ekimov- dan más realce a la reina de las clásicas.

La representación española se reduce al Once, con Ruiz Cabestany, Chozas, Mauri, Díaz de Otazu, Díaz Zabala, Hodge, WeItz y Pedersen, y al Bh, con Gutiérrez, Esnault, Decrion, Florit, Pelier y Gerricagoitia. Todo lo que sea lograr alguno de los primeros puestos, algo ya histórico, sería una inmensa sorpresa. El ciclismo español -incluso con sus extranjeros- aún sigue teniendo en las clásicas su asignatura pendiente.

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