La huelga más larga en Madrid finaliza ante la promesa de que no habrá sanciones
Con una votación, de paraguas alzados bajo una tromba de agua y granizo terminó la huelga de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), que ha durado 22 días. La decisión fue tomada por la asamblea de trabajadores (unos 2.500) después de que la Plataforma Sindical, convocante de los paros, explicara que la empresa no iba a tramitar sanciones ni despidos y mostrara buena disposición para adelantar, a cuenta de los 900 millones del próximo año, anticipos de 100.000 pesetas por trabajador. En la tarde de ayer, los primeros autobuses salieron a la calle. Hoy la normalidad será total.
La explicación fue extensa. Pablo Rodríguez-Peña, portavoz de la Plataforma Sindical, detalló la infructuosa reunión mantenida en la tarde del jueves con el Consorcio para negociar los servicios mínimos e informó que la empresa tenía ya listos 100 expedientes y preparaba otro centenar.También pasó revista a los logros. "Ha sido la huelga más larga que ha sufrido Madrid desde la guerra civil. Hemos dejado 22 días sin autobuses a la capital del Estado. Hemos dado ejemplo a otras empresas y mantenido a raya al Ayuntamiento y cuestionado el modelo sindical de esta empresa. No nos ha derrotado nadie".
Rodríguez-Peña no dejó tampoco de explicar el porqué la Plataforma proponía el final. de la huelga. "Ha cambiado la situación política. Antes había manifestaciones contradictorias entre el ex alcalde socialista Barranco y el equipo de gobierno y entre Ayuntamiento y Consorcio. Ahora las instituciones forman un bloque inamovible. Se ha llegado a un punto en el que este bloque es prácticamente imposible de romper".
Y, cómo no, informó que la empresa, a través de su director, Tomás Burgaleta, había aceptado anular todos los expedientes y se mostraba "hipersensible" ante la petición de los trabajadores de un anticipo individual de 100.000 pesetas a cuenta de los 900 millones acordados para 1991.
Sólo quedaba votar. Fue entonces cuando empezó a llover a cántaros.
A paraguas alzado
Los cientos de paraguas que s eabrieron eran insuficientes Mientras Pablo Rodríguez-Peña discutía con un grupo d trabajadores partidario de seguir la huelga hasta sus últimas consecuencias, la tromba de agua y granizo terminaba con las dudas del resto. Así, cuando se pidió votación a paraguas alzado a favor de desconvocar la huelga, la mayor parte de los presentes levantó el suyo.
A nueve kilómetros de allí, en la Casa de la Villa, los responsables municipales tomaron aliento. El alcalde, Agustín Rodríguez Sahagún, manifestó su alegría por, la desconvocatoria de los paros y recordó que "el equipo de gobierno ha venido negociando desde el prime momento en una actitud de diálogo con los órganos legítimos para la negociación".
Eduardo Larraz, concejal de Circulación, achacó el grave deterioro sufrido en la capacidad adquisitiva de los trabajadores a la gestión del equipo socialista. El también centrista José Luis Garro aseguró que "el gran vencedor ha sido el diálogo y la prudencia", indicó que los expedientes estaban "congelados" al haber derogado el Consorcio el primer plan de servicios mínimos y achacó la larga duración del conflicto a "interferencias políticas que pretendían desgastar al equipo de gobierno".
También los sindicatos CC OO y UGT se atribuyeron una parte de la solución. Según las comisiones ejecutivas de es tas centrales, las demandas de los trabajadores quedaron plenamente satisfechas cuando el pasado 31 de marzo se alcanzó la propuesta de recuperación del nivel adquisitivo.
A primeras horas de la tarde, los primeros autobuses comenzaron a salir de las cocheras de la EMT. Los primeros en entrar en servicio fueron lós que atienden a barrios periféricos, los más castigados estos días.
La puesta en servicio se produjo a toda prisa. Tras 22 días de inmovilización hubo que cargar baterías y rellenar de aire comprimido los circuitos para los sistema de frenado y apertura de puertas, aunque los técnicos aseguraban que hoy estará normalizado el servicio, y los madrileños podrán, por fin, levantarse a su hora.
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