Ingrao no abandonará el PCI pese a oponerse a la reforma

JESÚS ESTÉVEZ ENVIADO ESPECIAL, El viejo e histórico líder del Partido Comunista Italiano (PCI) y animador del 'frente del no', Pietro Ingrao, devolvió ayer las aguas a su cauce en el agitado congreso extraordinario de Bolonia con un discurso en el que rechazó cualquier hipótesis de abandonar el PCI o de provocar cualquier escisión debido a su desacuerdo con las tesis sobre la refundación del partido en la línea propuesta por su secretario general Achille Ocehetto.

"Las divergencias, que no infravaloramos, las miraremos con calma, sin espíritu de revancha y de anatemas; es más, sabremos encontrar acuerdos para las batallas comunes, para las grandes citas que nos esperan", dijo Ingrao. El secretario general del PCI clausurará hoy el congreso y se iniciará el proceso de votaciones para elegir los nuevos órganos directivos del partido.Si bien Ingrao mantuvo erguida la bandera de la lucha y el derecho a su discrepancia, recogió los puentes que durante la jornada de ayer y del jueves le habían tendido los partidarios del sí. Su discurso fue seguido con un silenció y una expectación dignos de los mejores momentos. El Palasport, estaba lleno hasta la bandera, a pesar de las más de 11 horas seguidas de debates y discursos. Lanzó duras críticas al informe leído el pasado miércoles por el secretario general, especialmente en lo que se refiere a la explicación de los sucesos ocurridos en los países del Este, que consideró "tardía e insuficiente"; a las relaciones que se pretende establecer con los socialistas, basadas, según él, en una subalternidad con relación al secretario general del Partido Socialista Italiano, Bettino Craxi, o al escaso alcance de las propuestas de desarme lanzadas por Occhetto.

No levantó grandes entusiasmos, ni siquiera en sus seguidores, salvo cuando invitó a "hombres y mujeres a inscribirse en este [subrayó esta palabra] partido porque estamos aquí para sostener que debe vivir y renovarse". En este momento logró arrancar un tímido aplauso del secretario general. O cuando advirtió que no podía retrocederse un ápice en las próximas elecciones de mayo, "porque haríamos un gran regalo a Andreotti y Forlani". Al final, sus propios seguidores tardaron algún minuto en empezar a vitorearle coreando su nombre y en tratar de generalizar el canto de Bandera roja.

Partidarios y enemigos de la refundación del PCI se habían entregado durante las horas que precedieron al discurso de Ingrao a una áspera batalla en el seno de las comisiones electoral y de estatutos, donde se produjo un choque frontal sobre el alcance de la mayoría calificada necesaria para aprobar las reformas.

Los partidarios del no pretenden los dos tercios, lo que les permítiría bloquear los cambios.

Y en pleno fragor del combate, Giorgio Napolitano, considerado como el jefe de fila del sector conservador y prosocialista del frente del sí, que apoya a Occhetto, lanzó ayer un solemne llamamiento a la vieja guardia, en la que se incluye, a que pase sus mejores banderas a la nueva generación de jóvenes dirigentes para que impulsen a una nueva fuerza política "que tratará de llegar allí donde no logramos nosotros".

Pero la clave de un compromiso entre el sí y el no hay que buscarla en el lugarteniente de Occhetto, Massirno d'Alema, director del periódico comunista LVnitá. En la noche del jueves provocó una de las más unánimes ovaciones que han estallado en el Palsport de Bolonia.