Albania comienza a ceder a la presión reformista
Las noticias sobre movilizaciones anticomunistas en Albania y una brutal represión por parte del régimen de Tirana, aparecidas en la Prensa internacional en los pasados dos meses, fueron una operación de desinformación de las autoridades serbias de Yugoslavia, según la opinión de analistas y diplomáticos occidentales, yugoslavos y albaneses en Belgrado y Tirana.Sin embargo, las presiones en favor de cambios democratizadores en Albania se han intensificado notablemente tras la revolución rumana que los albaneses pudieron seguir por la televisión italiana, que se capta en gran parte del país. Tirana se halla a la defensiva. Rompiendo con el triunfalismo, el máximo dirigente albanés manifestó recientemente que "no estamos satisfechos con ¡a situación existente", y pidió . una profundización de la democracia socialista".
"La unidad no significa necesariamente unanimidad", señaló, en lo que significa una de las más claras críticas de un dirigente albanés al sistema heredado de Hoxha. Cualquier reconocimiento de insuficiencias en el sistema político suponía el riesgo de ser considerado crítico de Hoxha.
En diferentes ciudades del norte del país, habitado mayoritariamente por la tribu que, han aparecido en las últimas semanas pintadas en favor de la democracia. Esta tribu, más tradicionalista que la tosk, la otra que compone la población albanesa, y en parte no musulmana sino católica, ofreció ya en la guerra y después de ésta la mayor resistencia a la implantación de un régimen comunista.
Todas las informaciones de cancillerías occidentales en la capital albanesa y los servicios de información coinciden en que en diciembre no se produjeron manifestaciones masivas en el norte de Albania y no se realizaron las ejecuciones públicas de que informó en primer lugar el diario Politika. Éste es el órgano más dócil al presidente serbio, Slobodan Milosevic. Las autoridades serbias tenían especial interés en buscar un foco de conflicto en Albania para restar atención a la nueva oleada represiva c ontra la mayoría albanesa en Kosovo.
Pese a que la resistencia al último régimen abiertamente estafinista de Europa se manifiesta sobre todo en círculos universitarios, la revolución democrática en el Este ha puesto a la defensiva a la dirección del partido y el Estado bajo Ramiz Alia.
Los últimos intentos de Alia de justificar el rechazo al multipartidismo apelando a las "tradiciones albanesas" y no a los dogmas del marxismo-leninismo han sorprendido en Occidente, fortaleciendo la impresión de que comienza a resquebrajarse el monolito ideológico forjado por Enver Hoxha durante 40 años. En el terreno internacinal, Ramiz Alia ya había roto con la política aislacionista de su predecesor.
Relaciones diplomáticas
Albania mantiene ya relaciones diplomáticas con la mayoría de los países del mundo y participa en la Conferencia Balcánica, el primer foro internacional en el que está presente Tirana desde que dejó oficialmente de pertenecer al Pacto de Varsovia en 1968. En la práctica, este último organismo lo había abandonado mucho antes en el marco de la crisis que provocó en el mundo comunista el XX Congreso del PCUS y la dese staliniz ación.
Ante un pleno del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Albania en enero, Alia dijo que "nunca hemos querido el aislamiento. Vivir como en una fortaleza asediada no ha sido nunca nuestra línea política. Nuestro papel en el mundo exterior debe ser activo, en nuestras relaciones y cooperación política y en nuestros lazos culturales y EFE económicos. Estamos interesados en los problemas de Europa". El rechazo al multipartidismo burgués se mantiene, pero la justificación del mismo ha cambiado. "Bajo las condiciones de nuestro país, los llamamientos de la burguesía internacional en favor del pluralismo significan el revivir de Balli Kombetar (partido nacionalista) y Legaliteti (el partido monárquico) o la creación de partidos antisocialistas y antinacionales similares. No tenemos partidos, pero la libre discusión y la solución de los problemas de forma democrática es una vieja tradición", señaló Alia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.