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Entrevista:

Jean Ziegler: "Suiza se ha especializado en 'blanquear' el dinero de la droga"

El diputado suizo inicia una campaña para la abolición del secreto bancario

El sistema bancario suizo es el principal depositario de los beneficios producidos por el tráfico mundial de drogas, afirma el sociólogo y diputado suizo Jean Ziegler en La Suisse lave plus blanc, libro recién publicado por una editorial francesa. Con este libro, que combina el panfleto con datos muy sólidos, Ziegler ha emprendido una campaña para la abolición del sistema suizo del secreto bancario y las cuentas numeradas.

Un aluvión de querellas de los personajes citados en el libro, la petición de la retirada de su inmuninidad parlamentaria y varias amenazas anónimas de muerte han respondido ya al Hamamiento. de Ziegler. La opinión pública suiza tampoco se ha mostrado feliz. "Mi país", dice el diputado en un encuentro con un grupo de corresponsales extranjeros en París, "no está acostumbrado al debate. Carece de una cultura del conflicto".Pregunta. Sus acusaciones contra Suiza son muy duras. ¿Cuál es la responsabilidad de su país.

Respuesta. Hoy en día, cultivar opio en el valle de la Bekaa, bajo la complaciente mirada del Ejército sirio, no es muy dificil. Tampoco lo es refinar cualquier tipo de droga en un laboratorio clandestino. Ni siquiera introducirla y venderla en Nueva York, al amparo de las ventajas de una sociedad democrática. Lo difícil es blanquear el dinero de la droga. La responsabilidad suiza es muy grave, precisamente por el carácter supuestamente ejemplar de nuestro país.

P. ¿Por qué un hombre como usted, un socialista de izquierda, se ha apuntado a la cruzada antidroga de Reagan y Bush?

R. Alain Touraine me decía el otro día que la droga es el verdadero estadio superior del capitalismo. La droga significa el máximo provecho, la máxima velocidad de circulación de capitales, el mayor rendimiento de las inversiones y el anonimato total de los actores. Eso, en lo que hace a las razones ideológicas. En cuanto a las personales, debo recordar que Suiza es el país de Europa con mayor procentaje de drogadictos y de enfermos de SIDA. Y el blanqueo de dinero de la droga está pudriendo a mi país.

P. ¿Cómo?

R. Elizabeth Kopp, nuestra ex ministra de Justicia, acaba de ser absuelta del delito probado de haber informado a su marido, a partir de las informaciones confidenciales de que disponía en razón de su cargo, de que el banco de Hans Kopp estaba siendo investigado por la DEA (servicio secreto norteamericano antidroga) por su relación con el cártel turco-libanés. También ha sido probado que el Credit Suisse devolvía a dos traficantes, los hermanos Magharian, los billetes falsos que se encontraban de cuando en cuando en las gruesas maletas que éstos traían regularmente a Zúrich. Según nuestra legislación, el banco hubiera debido informar de inmediato a la policía del descubrimiento de billetes falsos. Pero como los Magharian eran buenos clientes -según cifras oficiales, blanquearon unos 2.000 millones de francos suizos-, les eran devueltos con una sonrisa comprensiva.

P. ¿Cómo se combina el puritanismo suizo con este tipo de actitudes?

R. Suiza tiene 4.323 bancos y es el segundo país más rico de la Tierra. Sólo los Emiratos Árabes Unidos se benefician de una renta per cápita superior. Lo curioso es que Suiza no tiene petróleo; su única materia prima es el dinero extranjero: el capital en fuga de los evasores de impuestos, los dictadores como Marcos, Duvalier, Noriega o Ceaucescu, y figuras semejantes. Los bancos suizos son de una gran honestidad con sus clientes y de un gran cinismo respecto al origen de su dinero. Pero, desde hace unos tres años, gran parte del dinero francés, español, italiano y belga, o sea, el europeo procedente de la evasión fiscal, está saliendo de la Confederación. El Mercado Común ha creado condiciones favorables a la estabilidad y rentabilidad de los capitales. En ese momento de pánico para los bancos suizos, han llegado los narcodólares de Pablo Escobar o Haci Mirza. Los grandes cárteles de la droga de América Latina y Oriente próximo han comprendido que los suizos no pueden prescindir de sus depósitos.

P. ¿Cuándo y cómo los narcotraficantes descubrieron Suiza?

R. Desde siempre, pero en particular a partir de los años ochenta, cuando Reagan afixió los lavaderos intermedios, tipo Bahamas o Panamá, y el Mercado Común obligó a Luxemburgo a revisar buena parte de su tradición de liberalidad en la aceptación del dinero dudoso.

P. ¿Qué sistema siguen?

R. Lo grave es que los correos de los narcodólares no tienen siquiera la necesidad de entrar en Suiza. Nuestros bancos tienen sucursales en las zonas de tránsito de los aeropuertos de Ginebra y Zúrich. Para depositar el dinero, a los correos les basta con organizarse un vuelo internacional con una escala de una hora en un aeropuerto suizo.

A favor de la DEA

P. ¿Cree usted que Suiza por sí sola puede llegar a aplicar medidas enérgicas respecto a los capitales procedentes de la droga?

R. No. Nuestro sistema es muy popular porque permite a la gran mayoría de la población vivir muy bien. En 1984, una serie de personas, yo entre ellas, promovimos un referéndum para abolir el secreto bancario. Fuimos barridos: el 73% de la población votó a favor de su mantenimiento. Suiza debe ser presionada por la comunidad internacional para que aplique las resoluciones antidroga de la última cumbre en París de las siete grandes potencias industriales.

P. ¿Cuáles han sido sus fuentes en la elaboración del libro?

R. De tres tipos. La primera, las comisiones de investigación del Parlamento suizo a las que pertenezco. La segunda, altos funcionarios calvinistas, a los que les repugna lo que está ocurriendo en Suiza. No quieren comprometer su carrera, pero hablan a cambio del anonimato. Mi tercera fuente es la DEA, que ha llegado a escuchar las conversaciones teléfonicas de los miembros del Gobierno federal helvético.

P. Usted pone por las nubes a los servicios secretos antidroga de Estados Unidos. ¿No le parece otra contradicción?

R. Tengo un gran respeto por el coraje de los miembros de la DEA. En Suiza he trabajado con un veterano de Vietnam, un tipo completamente de derechas, pero excepcional como policía. Ese agente de la DEA fue decisivo a la hora de desmantelar el cártel turco-libanés y descubrir sus implicaciones en mi país. Durante dos años y medio se infiltró en la red

y los traficantes mordieron el anzuelo. La DEA está dispuesta a apretar las clavijas a Suiza, y en ese combate yo estoy con ella.

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