El laboratorio electoral
La oposición antisandinista denunciará fraude si no se reconoce su victoria
ENVIADO ESPECIAL, Dirigentes de la Unión Nacional Opositora (UNO) se muestran decididos a denunciar como fraude cualquier resultado de las elecciones nicaragüenses del próximo día 25 que no dé como vencedora a la coalición que encabeza Violeta Chamorro. Con ello ponen en duda la minuciosa labor de cerca de 1.500 observadores de distintas organizaciones internacionales. Esta postura podría, a juicio del Gobierno sandinista, desencadenar violencias.
Tanto Alfredo César, antiguo dirigente de la contra y actual miembro del equipo de asesores de Chamorro, como Virgilio Godoy, candidato de UNO a la vicepresidencia, han denunciado planes del Gobierno para cometer un fraude durante el recuento de los votos en aquellas mesas que no cuenten con vigilancia electoral. Godoy ha llamado a los seguidores de su coalición a salir a las calles en la noche del 25 para controlar el escrutinio, pese a que la ley electoral nicaragüense precisa que ése es un acto reservado para los integrantes de la mesa y los representantes de los partidos políticos."La tradición de este país es que el fraude se hace en el momento de contar los votos", afirma César, quien recuerda que durante la dictadura de Somoza las mesas electorales se limitaban a intercambiar los resultados obtenidos por los partidos del Gobierno y de la oposición en aquellos lugares en los que ésta hubiera resultado vencedora.
Sospechas infundadas
César cree que ese mismo procedimiento puede ser utilizado ahora por los sandinistas. El dirigente opositor explica que nadie puede saber con seguridad cuántas papeletas electorales han sido impresas, ya que éstas no están numeradas, por lo que también podrían ser rellenadas algunas urnas con papeletas falsas. César dice que la UNO cuenta con fiscales fiables en un número de mesas equivalente al 10% del censo electoral, lo que, a juicio de los expertos, es suficiente para extrapolar los resultados totales. Esos resultados tienen que mostrar obligatoriamente, a juicio de Virgilio Godoy, una victoria de la UNO.Aunque reconoce el mérito de los observadores para evitar la violencia Política durante la campaña, Godoy critica que las misiones internacionales de vigilancia "no se ocupan de otras formas de fraude, como la corrupción, el soborno y las amenazas".Hasta ahora, el FSLN no ha comentado la labor de los observadores. El presidente, Daniel Ortega, acudió esta semana a una reunión con el cardenal Miguel Obando para exponerle su preocupación por el peligro de violencia poselectoral. Toda la propaganda de los medios de comunicación sandinistas aprovecha estos días las denuncias de la UNO para advertir a los votantes sobre el supuesto radicalismo de la coalición opositora.
Esta polémica sobre el peligro de fraude se produce precisamente en un país que se ha convertido en un auténtico laboratorio electoral para todo el mundo. Una nueva experiencia de elecciones vigiladas en todo su proceso se ha puesto en marcha en Nicaragua.
Cientos de funcionarios de la misión de la ONU para Verificar las Elecciones en Nicaragua (Ortuven), del grupo de observadores de la OEA y de la comisión Carter (encabezada por el ex presidente norteamericano Jimmy Carter) llevan varios meses trabajando en este país en el seguimiento de la campaña electoral y en la preparación del recuento., A ellos se sumarán en los próximos días representantes de partidos políticos y de distintos organismos internacionales para dejar a Nicaragua bajo la más exigente y amplificadora lupa que haya observado nunca a país alguno en el mundo.
Lo observadores han preparado, de acuerdo con su propio criterio, los mecanismos adecuados para emitir el lunes, día 26, una opinión sobre los resultados finales y la limpieza del recuento. Sólo tienen, a juicio de los expertos, una limitación: el desconocimiento del terreno. Varios analistas nicaragüenses independientes aprecian que los sistemas de control de voto de los países desarrollados no sirven aquí.
La Onuven, probablemente el grupo más organizado y con mejor infraestructura, dice tener garantizada la cobertura del 10% de] censo electoral, repartido en el 75% de los colegios electorales. Con esa cifra cree estar en condiciones de ofrecer un resultado final con un margen de error de] 0,28%.
Control
A la vez, la OEA y la comisión Carter aportarán, coordinados los tres, sus propios observadores y sus propios resultados, obtenidos por el mismo sistema que la Onuven. Se calcula que, en total, estará directamente controlado por los observadores más del 20% del censo electoral, lo que supone más del doble de lo que técnicamente se considera suficiente para emitir resultados con garantías. Quedarán sin observadores alrededor de 3.500 mesas electorales.Aunque Godoy afirma que "estas elecciones serán las más observadas del mundo, pero quién sabe si las más vigiladas" cuesta trabajo imaginar por dónde se puede colar un fraude.
El presidente del Consejo Supremo Electoral, Mariano Fiallos, ha recordado que la labor de los observadores no es la de declarar un ganador, sino la de garantizar que el proceso se desarrolle y concluya honestamente.
El Consejo Supremo Electoral ha actuado hasta ahora con gran independencia, según la mayoría de las opiniones. Incluso ha abierto un proceso contra uno de los periódicos sandinistas, El Nuevo Diario, por referirse a la UNO como "guardia nacional [somocista]-UNO". El trabajo de Fiallos ha elevado la confianza de la población en este proceso hasta el punto de que, según resultados facilitados por la propia oposición, un 75% de los nicaragüenses tiene fe en la limpieza de los resultados.
El último informe de la Onuven, presentado el 31 de enero, recoge también su preocupación por la actitud de la UNO: "El hecho de que siga la insistencia por parte de la oposición en la impugnación casi sistemática de¡ poder electoral es motivo de seria preocupación por parte de la misión. La actitud de seguir el juego pero impugnando permanentemente al árbitro induce a pensar en un esfuerzo de deslegitimación. Otro grave motivo de preocupación son los indicios de formas sutiles de descalificación de los observadores internacionales, tanto dentro como fuera de Nicaragua".
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