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El alcalde de Washington dice que se le quiere linchar políticamente

Cuando Jay Stephens, fiscal federal del distrito de Columbia, leyó a los periodistas en la noche del jueves la decisión del gran jurado que decretaba el procesamiento del alcalde de Washington, Marion Barry, por cinco faltas de posesión de droga y tres delitos de perjurio no, sólo estaba anunciando una decisión legal. Stephens estaba también pronunciando el réquiem político de una de las estrellas de la política negra norteamericana.Porque aunque el viejo principio jurídico de que "nadie es culpable hasta que se demuestre su culpabilidad" sigue naturalmente vigente en este caso, la opinión generalizada en todos los círculos de la capital federal es que la carrera política del controvertido alcalde ha terminado aún antes de que se celebre su juicio.

El propio Barry, internado desde finales de enero en una lujosa clínica de Florida dedicada a la rehabilitación de alcohólicos y drogadictos, reconoció ayer la gravedad de su situación en un comunicado hecho público por su secretaria de Prensa, Lurma Rackley. "El procesamiento no me sorprende porque: representa la continuación del linchamiento político y de los excesos del Departamento de Justicia en sus esfuerzos para investigarme", manifestó Barry.

Fumando 'crack'

La decisión del gran jurado pone fin a una investigación iniciada por el Departamento de Justicia hace más de ocho años y que culminó con la detención de Barry por agentes de] FBI el pasado 18 de enero en el céntrico Hotel Vista Internacional de Washington cuando se encontraba fumando una dosis de crack, el mortífero derivado de la cocaína, en compañía de una antigua amante, que había accedido a colaborar con los agentes federales en la trampa tendida al alcalde.El líder negro, que fue conducido esposado come) cualquier otro criminal a la sede del FBI, fue acusado al día siguiente de posesión voluntaria de droga, una falta que, de acuerdo con la legislación norteamericana, lleva aparejada una condena de un año de prisión y una multa de hasta 100.000 dólares.

Pero, a pesar de que Barry dio positivo en los análisis de orina y sangre que se le practicaron, el fiscal sabía que necesitaba algo más sólido para destruir al alcalde. Y lo ha conseguido utilizando los mecanismos legales a su alcance. Varias de las personas detenidas en el largo proceso iniciada contra Barry se han mostrado dispuestas a testificar contra él a cambio de que se rebajara la clasificación legal de las acusaciones que pesaban contra ellas.

El resultado ha sido demoledor para Barry. El fiscal ha conseguido que el gran jurado ordenara el procesamiento de Barry por otras cuatro faltas de posesión voluntaria de cocaína y, lo más importante, por tres delitos de perjurio ante otro gran jurado anterior. El alcalde afirmó que nunca había consumido estupefacientes. Si es declarado culpable en el juicio, Barry podría ser condenado a 20 años de cárcel y a multas de un millón de dólares.

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