Los partidos suecos buscan salida a la crisis tras la dimisión del primer ministro
Las conversaciones del presidente del Parlamento sueco, el socialdemócrata Thage Peterson, con los líderes de los distintos partidos a fin de sondear las posibilidades de formación de un nuevo Gobierno o decidir la convocatoria de elecciones prosiguieron durante todo el día de ayer. La crisis se abrió el jueves con la dimisión del primer ministro, Ingvar Carlsson.Entre tanto, en conferencia de prensa conjunta con Carlsson, el ministro de Finanzas, Kjell Olof Feldt, confirmó rumores circulantes desde la noche anterior sobre su alejamiento definitivo del Gabinete. Es decir, que en la eventualidad de un retorno de la socialdemocracia al Gobierno como resultado de las negociaciones que se llevan a cabo, Feldt no initegraría el Gabinete.
Los partidos burgueses, especialmente el conservador, presionan por una convocatoria electoral, ya que no ocultan sus temores de que una mayoría de socialdemócratas y comunistas en el Parlamento bloquee la formación de un nuevo Gobierno encabezado por un primer ministro burgués. El líder comunista, Lars Werner, fue categórico en su intervención durante el debate del día anterior en el sentido de que su partido hará lo posible para impedir la formación de un Gobierno burgués. Socialdemócratas y comunistas suman juntos 178 escaños en el Parlamento, contra 151 de los tres partidos burgueses. Los verdes, por su parte, a los que puede considerarse más afines a un bloque socialista que a uno burgués, tienen 20 es caños. Aun en el caso de que los verdes apoyaran una salida bur guesa y sumaran sus votos a ella, no alcanzarían a superar la ven taja de socialdemócratas y co munistas. Tanto el partido del centro como el liberal han dejado las puertas abiertas para un en tendimiento con la socialdemocracia para una coalición.
En medio de la crisis, los sectores económicos y financieros no han resistido a la tentación de aportar sus puntos de vista. A través de un artículo periodístico y de declaraciones en la televisión, el jefe del consorcio Volvo, Pehir Gillenharrimar, formuló una exhortación a la clase política para el entendimiento.
La renuncia del ministro de Finanzas significa una pérdida indudable para la socialdemocracia en momentos en que ésta se encuentra en una baja coyuntura electoral. Las últimas encuestas de opinión le adjudican un 34% de intención de voto, un 10% menos del obtenido en septiembre de 1988.
Durante su gestión, Feldt contabilizó éxitos indiscutidos, especialmente eliminando el abultado déficit presupuestario heredado de dos Gobiernos burgueses sucesivos. Su influencia dentro del Gobierno excedía la esfera específica de su ministerio y la oposición aludió muchas veces a la condición de casi primer ministro de Feldt. No fueron pocas las oportunidades en que las medidas del ex ministro suscitaron la oposición de la rama sindical, que le acusaba de realizar una política económica cada vez más alejada de los principios socialdemócratas.
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