La asamblea del Barcelona, un acto de censura a la gestión económica y deportiva de Núñez
La asamblea extraordinaria de los compromisarios del Barcelona para aprobar los presupuestos de la actual temporada y el aumento de 4.000 pesetas en las cuotas de los socios, que fueron declarados nulos por una sentencia judicial -la demanda fue interpuesta por el socio Sixte Cambra-, se convirtió anoche en un acto de censura a la gestión económica y deportiva de la junta que preside Josep Lluís Núñez. Éste, por primera vez en sus 11 años de mandato, fue abucheado por sus socios. Su propuesta terminó aprobándose por 386 votos a favor, 353 en contra y 11 en blanco.
Lo que se vislumbraba como una asamblea plácida y tranquila para Núñez y su junta se convirtió en una auténtica manifestación de repulsa a su gestión. El primer síntoma de que había inquietud y ninguna dosis de conformismo entre los compromisarios se produjo cuando el socio Josep Mas Sala, miembro del desaparecido Grup d'Opinió Barcelonista, pidió a la mesa que las votaciones fueran secretas y no a mano alzada como pretendía la directiva. Por un margen de 71 votos (381 contra 3 10) se decidió que fueran secretas.Hubo nerviosismo entre los integrantes del equipo de Núñez y, con ese panorama tan poco halagüeño, salió al estrado Josep Maria Antrás, portavoz de la junta y secretario de la asamblea. Antrás, con el característico verbo de un jurista -hasta hace poco fue decano del Colegio de Abogados de Barcelona-, expuso a los asistentes su tesis de que la resolución judicial que obligaba a repetir la asamblea tan sólo contemplaba aspectos formales y no de fondo.
"Todo ha sido un problema de interpretación, pero no ha existido en ningún momento ni negligencia ni mala fe por parte de esta junta", aseguró Antrás, quien, a pesar de mostrarse respetuoso con la justicia, señaló: "Esa sentencia ha hecho mal al club porque enturbia, encrespa, crea desconfianza y mina la moral de los que trabajamos en esta junta".
Las palabras de Antrás fueron premiadas con aplausos. Todo parecía ir sobre ruedas hasta que le tocó el turno al vicepresidente Juan José Folchi, otro de los encargados por Núñez para controlar la asamblea. Folchi, posiblemente, se confundió de auditorio y, recordando sus intervenciones parlamentarias, quiso exponer las razones económicas que obligaban a la junta a solicitar el aumento de cuotas con ejemplos. Comparó la situación del club con una economía familiar, que necesitaba fuentes de financiación para no tener que desprenderse de la nevera y el coche, y fue abroncado por la mayoría de los compromisarios. Folchi tuvo que escuchar frases como "no nos cuentes una de indios". Esa situación tan anómala para él le picó".
Folchi siguió con su exposición, a pesar de ser interrumpido constantemente, y habló del peligro que representaría para el Barcelona el hecho de que se cerrara el ejercicio con un déficit, lo que podría convertir a la entidad en una sociedad anónima en virtud de la futura Ley del deporte.
El socio Joan Mundet fue el que cosechó mayores aplausos cuando le dijo a Núñez: "Usted nos ha estado dando productos sustitutivos cuando deberíamos ser los primeros y le debemos exigir eso. Pido que se vote que no. El tema económico no es el prioritario y estoy seguro que ningún socio se borraría por el aumento de cuotas. Yo, desde luego, me conformaría con pagar lo mismo que los socios del Real Madrid y obtener la mitad de sus triunfos".
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