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Los hermanos de una joven anormal, acusados de ocultar su cadáver para cobrar su pensión

Efectivos de la Guardia Civil de la localidad navarra de Lesaka detuvieron a última hora de la noche del miércoles a los hermanos Joaquín y Ramona Irazoqui Eizaguirre, acusados de ocultar el fallecimiento de su hermana Aránzazu, de 25 años de edad y disminuida psíquica, ocurrido, al parecer, hace un año, con el fin de poder seguir percibiendo las 37.000 pesetas de su pensión de minusvalía.

Los hechos fueron descubiertos tras un incendio, al parecer intencionado, que devastó el caserío familiar en el que residían, denominado Garciaenekoborda, situado en pleno monte, a unos seis kilómetros del núcleo urbano de Lesaka. Las llamas se iniciaron hacia las ocho de la tarde del pasado lunes, y según las sospechas de los bomberos y de la Guardia Civil, podrían haber sido intencionadas, con objeto de evitar que la Seguridad Social pudiera descubrir la muerte de la joven disminuida si realizaba una inspección en la casa.

Tras el incendio, los dos hermanos aseguraron que no sabían qué había podido pasar con su hermana, ya que ellos salieron despavoridos al ver el fuego y el humo, indicaron, les impidió regresar a la casa. Una vez detenidos, no obstante, declararon lo sucedido y dieron a conocer que ambos habían enterrado a su hermana en las cercanías del caserío para seguir cobrando su pensión. A pesar de las batidas realizadas en la zona por la Guardia Civil, DYA y vecinos voluntarios, el cuerpo de la joven, que superaba los 100 kilos de peso, aún no había sido hallado ayer.

Un fuerte olor en el caserío

Joaquín y Ramona mantuvieron en un primer momento el cadáver de su hermana Aránzazu en el interior del caserío, según el relato efectuado a la Guardia Civil, aunque al comenzar a descomponerse y desprender un fuerte olor decidieron enterrarla y ocultar su muerte. Tras el incendio se pensó que el cuerpo de la deficiente podría haber quedado calcinado. Una pala excavadora levantó los escombros del caserío, pero su cuerpo no aparecía entre los restos quemados, aunque sí fragmentos de su cama. Bomberos y DYA insistieron en que el cuerpo de Aránzazu no se encontraba entre las cenizas, y su hermana Ramona señaló entonces que quizá hubiera saltado por una ventana de cuatro metros de altura, lo que levantó fuertes sospechas, habida cuenta del peso corporal de la fallecida.Ramona Irazoqui, casada, separada y madre de dos hijos de tres y cinco años de edad, vivía con su hermano Joaquín en el caserío. Las 37.000 pesetas de la pensión de la deficiente eran el único ingreso de toda la familia.

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