Mil caras en un solo gesto
Para coger el testigo dejado por la irregular serie de westems que emitió TVE durante las últimas semanas, comienza hoy un nuevo ciclo monográfico de películas, esta vez dedicado al actor norteamericano Jack Lemmon, uno de los más inteligentes, divertidos, completos y brillantes del cine de Hollywod en las últimas décadas, pues sus trabajos alcanzan la misma gran altura ya se trate de comedias o de dramas, ya interprete a un bueno o a un villano, ya mire a la cámara con ojos francos o esquinados.Los filmes elegidos para este ciclo son 15 y su emisión se alargará hasta el próximo mes de mayo. Entre ellos podemos encontrar algunos de los mejores que ha interpretado y que dieron a Jack Lemmon celebridad mundial: Días de vino y rosas, dirigido por Blake Edwards; Con faldas y a lo loco, El apartamento, Irma la dulce, En bandeja de plata, ¿Qué ocurrió entre tu padre y mi madre? y Primera plana (en todos ellos dirigido por Billy Wilder, que es el cineasta que mejor entendió al actor y que le abrió más caminos) y Desaparecido, dirigido por Costa-Gavras, en el que Jack Lemnion logra una de sus interpretaciones dramáticas más intensas y, por convencidas, convincentes. El ciclo incluye filmes de menor interés, como Una rubia fenómeno, Aquí un amigo, Escala en Hawai, Me enamoré de una bruja, La misteriosa dama de negro, Préstame a tu marido y El prisionero de la segunda avenida.
No es fácil encontrar palabras precisas para describir las peculiaridad de este actor. Se escurre como una anguila de las definiciones, pues -aunque emplea siempre la misma gama de gestos- posee la sorprendente cualidad de desencadenar con esos mismos gestos lo mismo una carcajada que una lágrima, e incluso una carcajada y una lágrima casi al mismo tiempo.
Por ejemplo, en Días de vino y rosas, se mueve entre la gracia y el patetismo con una soltura y una facilidad incomparables, a causa de la rapidez y violencia de sus mutaciones. Y en Desaparecido, la amargura, el dramatismo y el agresivo sarcasmo que otorga a su personaje son tan fuertes, que no se entiende que quien aquí pone al espectador encrespado, es también capaz de relajarlo con comodidad, sin sensación alguna de esfuerzo, en las comedias donde le dirige Wilder.
Pero incluso dentro de estas comedias ¿cómo es posible que quien creó la sordidez.y crispación que logra transmitir en El apartamento, logre sin cambiar de gesto la placidez que emana de su composición del gendarme parisiense de Irma la dulce? ¿0 que quien nos desternilló por su movilidad histérica en Primera plana y Con faldas y a lo loco siga levantando las mismas carcajadas mediante su quietud calmosa e incluso fiemática en En bandeja de plata?.
No se entiende. O quizas lo que pasa es que se entiende demasiado bien, porque lo innegable, lo evidente es que, mientras le seguimos en sus actuaciones, todo es diáfano en Jack Lemmon. Ahí reside tal vez ese su misterio: en que es un actor tan transparente que la vista lo atraviesa, en que su talento está apoyado en una técnica interpretativa tan refinada y tan sutil que no se ve.
Una rubia fenómeno se emite hoy a las 22.35 por TVE-2.
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