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LA GRAN FIESTA DEL FÚTBOL AMERICANO

Típicamente americano

Una variante del rugby europeo adaptada a Estados Unidos

El fútbol-rugby es el deporte por excelencia en Norteamérica, el que mayores índices de audiencia provoca una vez llega a sus momentos culminantes. Aunque el baloncesto, el béisbol y el hockey sobre hielo son las otras grandes estrellas, ninguno puede llegar a hacerle sombra. Representa más que ellos el espíritu de conquista, la fuerza física, la exquisitez táctica, la espectacularidad y la emoción. El fútbol-rugby, y especialmente la finalísima Super Bowl, es un modelo para millones de americanos, que viven así, como en un espejo, casi una aventura de Rambo. Es más que ser hincha de unos colores, los 49ers o los Broncos esta vez. Es sentirse superior, algo bastante habitual tratándose del país más poderoso del mundo.Mientras el fútbol de origen británico, el baloncesto o el atletismo tienen atracción e implantación mundiales, el fútbol americano sólo empieza ahora a extenderse por Europa. Claramente existen razones de carácter étnico para explicar tanto desfase. Su éxito, incluído el de España, ha sido espectacular, pero difícilmente podrá calar tan hondo como en Norteamérica. Los proyectos son exportables, pero no todo su espíritu.

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Buen ejemplo de ello puede ser el origen mismo de este deporte. Mientras en Europa la lucha que mantuvieron el fútbol y el rugby por encontrar su propio camino fue muy reñida, y vivieron ambos, en Estados Unidos no fue así. Prácticamente murieron los dos -que apenas sobreviven ahora- y nació una variante autóctona. La escasa reglamentación del rugby, especialmente, y la astucia de algunos entrenadores y jugadores para adaptarlo a las características y gustos de los propios practicantes y espectadores, dieron alas al nuevo deporte.Reglas

El fútbol americano nació en las universidades, en 1869, y el primer partido profesional no se disputó hasta 1895. Walter Camp, considerado el padre, fue el que implantó las diferencias fundamentales con el rugby británico. Sustituyó, por ejemplo, la melée o scrum por el scrimmage, es decir. la colocación de los jugadores enfrentados en líneas y no en contacto. Ello supuso que además de reducir el número de jugadores de 15 a 11 -siete delanteros y cuatro defensas, aunque las plantillas suman hasta 45-, se debían ya planear los ataques desde esa posición.La enorme variedad de combinaciones es una de las razones de la complejidad táctica de este deporte, que aplica desde hace años todo tipo de medios electrónicos -radio, televisión y vídeos- para jugadores entrenadores y árbitros. Así controla su dureza, que desatada sería gravísima, y también evita instantáneamente cualquier posible error o discusión, algo bien distinto al fútbol europeo.Al no existir agrupamientos cerrados tampoco hacían falta dos medios -melée y apertura- antes de finalizar el siglo pasado quedó sólo uno, el cerebro o quarterback. También se aceptó en 1906 la validez de los pases hacia adelante, otra gran diferencia con el rugby europeo, como los placajes, que sólo se pueden hacer también al que lleva el balón, pero sí se permiten, en cambio, todo tipo de obstrucciones para impedir avances o para proteger los de un compañero.Camp también introdujo el básico sistema de intentos o downs para avanzar hasta conseguir el ensayo. El touchdown supone 6 puntos y la transformación, con el pie, 1; con la mano, 2. También se puntúa con un drop o patada, 3 puntos, o con un safety, un placaje sufrido en la propia zona de ensayo, 2. Un equipo tiene cuatro intentos en cada ataque y si logra 10 yardas (9,14 metros) puede repetir. Si no lo consigue, pasa a defender el ataque de su rival. El fútbol americano, mucho más que el rugby, es un juego de ganar terreno, no de pases, y alternativo, o se ataca, o se defiende, aunque también puede haber intercepciones y ensayos de defensores. Sólo el quarterback rompe la norma. Y si no pasa, cabe también la opción al equipo de patear el balón al campo contrario en su último down, siempre para ganar metros.

Un partido se disputa en cuatro cuartos de 15 minutos -dos tiempos de 30-, con juego real, que puede alargarse así más de tres horas. La Super Bowl, con los tiempos de publicidad, fácilmente pasará de cuatro.

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